¡Los alumnos Suzuki también leen partituras!

Algunas personas que no conocen el Método Suzuki afirman que los niños que aprenden a través de él no leen partituras… Nada más lejos de la realidad. ¿Quizás se han topado con niños que, en su aprendizaje Suzuki, todavía no habían llegado a esa etapa?

aprendemos de oído

Los alumnos Suzuki aprenden de oído, imitando a su profesor y madre o padre que viene con ellos a clase, exactamente de la misma manera en que se aprende la lengua materna. ¿Acaso las personas leemos antes de aprender a hablar? ¿Cómo puede entonces un niño aprender a leer música si aún no “habla ese idioma”?

Al aprender de oído y de forma natural, los niños entienden la música como un lenguaje más, se comunican a través de él y asimilan cómo ejecutarlo en su instrumento. Después de ello, es cuestión de ponerle nombre y simbología a lo que ya es familiar para ellos. Encontramos en la partitura las notas de la escala, los ritmos que tocan o simplemente indicaciones de dónde respirar.

¿cuándo introducimos la lectura?

Esto no significa que llegue toda la información de golpe en el momento en que damos el paso. Los alumnos se familiarizan poco a poco con los símbolos de la escritura musical, desde incluso antes de comenzar con las clases de instrumento. Ya en las clases de iniciación musical se presentan algunos símbolos y se juega con ellos. Por ejemplo, los interpretamos con la voz o el instrumento, para ir entendiendo que cada dibujo tiene su consecuencia sonora.

Es el profesor Suzuki quien toma la decisión de cuándo empezar a trabajar la lectura del pentagrama. Esto suele suceder en torno a los seis años de edad del alumno, aunque, siendo cada niño diferente, dependerá de su aprendizaje y desarrollo. Nosotras solemos utilizar la partitura ya de forma habitual con los alumnos a partir de la tercera parte del libro 1 de Flauta Suzuki. En este momento empiezan a tocar piezas con mayor valor musical y complejidad técnica.

una nueva etapa

Este nuevo reto supone una fase de cambios y al principio acarrea dificultades para el niño, al que le resulta más fácil seguir tocando de memoria y sin leer. Pero, con algunos juegos para habituarnos al pentagrama (incluso aplicaciones para tablets o juegos de ordenador), un poco de paciencia y constancia, lo consiguen y con mucho éxito.

Lograrlo aumenta su autoestima y por supuesto se sienten mucho más capaces también musicalmente, ya que se les abre todo un mundo de literatura musical a sus pies. A partir de ese momento lo combinaremos con nuestra forma habitual de trabajo, manteniendo el trabajo de memoria (ahora también aprenderán rápidamente de memoria las partituras que lean) y de oído con el profesor, unas habilidades fantásticas que hemos desarrollado para siempre al comenzar el aprendizaje desde tan pequeños y que el alumno podrá usar dentro y fuera del aula, en la música y en su vida en general.

 

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