La música se crea y se aprende en grupo

El grupo es importante en todas las etapas del aprendizaje musical, desde las primeras clases de estimulación temprana hasta nuestro perfeccionamiento en la edad adulta. El rol del niño va cambiando en las clases a lo largo de su desarrollo, pero el grupo siempre juega un papel fundamental en su formación musical y su crecimiento personal.

Una parte del aprendizaje musical se consigue a través de la práctica en casa, en el entorno familiar, pero hay otra que sólo se puede trabajar en el momento de la clase con los demás compañeros, donde el niño:

  • Se siente parte de la «orquesta» o conjunto musical: para un músico lo más bonito de su trabajo es tocar en grupo y sentirse parte de un todo al crear la música. Esta es la mayor recompensa al trabajo individual y la práctica del instrumento, y en el caso de nuestros pequeños, es una de las sensaciones más reconfortantes que podemos ofrecerles al crear música: hacerlo rodeados de otros niños y adultos y en un ambiente positivo y distendido, compartiendo la experiencia.
  • Escuchar y ver a otros niños: es fundamental para la motivación de los peques el poder ver a sus iguales cantar, bailar, tocar los instrumentos… Observar también cómo los demás aprenden y van mejorando a lo largo de las clases, o cómo podemos incluso ayudar a nuestro compañero de al lado en un momento determinado de la clase.
  • Entender los turnos: en las clases de música practicamos canciones y juegos en los cuales hay un turno para cada niño, a veces intercalados por estribillos o melodías. Así, aprenden a esperar su momento para intervenir cantando o tocando un instrumento y a escuchar a los demás
  • Compartir los instrumentos: el momento de reparto de los instrumentos de percusión es siempre emocionante para los peques. Siendo parte del grupo entienden que no siempre podrán elegir instrumento y que son los encargados de llevar una para ellos mismos y otro para su papá,mamá o acompañante
  • Socializar: son muchos los bebés en clase de estimulación musical que no van a la guardería todavía cuando comienzan a acudir a nuestras clases, así como niños más mayores que necesitan amigos o compañeros  con los que compartir la afición a la música y el instrumento

Practicar música es casi siempre una actividad social, tanto por el hecho de querer transmitirla hacia un público como por crearla con otras personas. Sólo participando de esta forma nuestros niños aprenden y disfrutan de verdad la música, creciendo con un sano sentimiento de grupo que les quedará para siempre.

¡Tocamos piezas de mayores!

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Los primeros pasos que dan nuestros pequeños flautistas en el repertorio del método Suzuki son a través de canciones infantiles y populares. Estas piezas  van siendo cada vez más complejas hasta que los alumnos se encuentran con las primeras piezas musicales del repertorio clásico, como son la Nana de Schubert o los Minuetos de Bach.  Les hace especial ilusión llegar a tocar estas obras porque saben que ya no son canciones de niños. ¡Ahora tocan piezas de mayores!

Con estas piezas empezamos a trabajar aspectos y conceptos musicales más avanzados que les serán de gran utilidad en su formación como intérpretes y como músicos en general.  Os dejamos algunas de las actividades que realizamos con ellos y qué pretendemos conseguir con ellas.

  • ¿Qué frase me toca?

La música, al igual que ocurre con los idiomas, está formada por frases que están organizadas dentro de un contexto coherente. Por eso, desde el principio las trabajamos en clase. Hacemos bailes con movimientos asociados a las distintas frases musicales de forma que sin saberlo, nuestros peques están desarrollando la capacidad de distinguirlas de forma natural. Por eso cuando son más mayores saben diferenciarlas con facilidad. Es un lenguaje familiar para ellos y es ahora cuando empiezan a ser conscientes y a deducir por ellos mismos cuando empieza y termina cada una.

En clase nos repartimos las frases musicales. Podemos asignar al alumno la que se repite más a lo largo de la pieza o si está en una fase más avanzada nos las alternamos. De esta manera potenciamos su concentración y asentamos el control sobre el lenguaje de la música.

VIAJANDO POR LAS TONALIDADES

Una novedad de las piezas más avanzadas es que no están siempre en la misma tonalidad. Aunque el Minueto esté en Sol Mayor, puede hacer un pequeño viaje a casa de una tonalidad vecina como Mi menor. Enseñamos a los alumnos a percibir cuando esto ocurre, tanto de oído (cambia el carácter) como a verlo en la partitura (aparecen sostenidos, bemoles o becuadros) y lo trabajamos en las clases colectivas tocando unos las partes en Sol Mayor y otros las partes en Mi menor.

Esto les ayuda en el desarrollo del oído armónico y la interpretación consciente. No tocan notas por tocar, sino que saben que cada pieza realiza un viaje y saben qué lugares van visitando en el camino.

TOCANDO CON EL ACOMPAÑAMIENTO

Al ser un método auditivo que se aprende de forma similar a la lengua materna, la audición habitual es de gran importancia. Para ello, los alumnos disponen de un CD en el que tienen todas las piezas del repertorio  para que lo vayan escuchando en casa de forma regular. De esta manera, los peques escuchan la música que después van a aprender y así las melodías ya forman parte ellos.

Además de este CD, tenemos otro con el acompañamiento de piano para todo el repertorio. Cuando ya se saben la pieza entera, pueden tocar con este acompañamiento en casa y fomentar así la regularidad del pulso, la afinación y sentirse preparados de cara a un concierto.

La postura del flautista, ¡qué importante!



¿Cuál es la postura adecuada para tocar la flauta?

Nos basamos en las ideas de la Técnica Alexander, valiosa no sólo para la actividad musical sino para toda nuestra vida diaria. Estas son algunas direcciones que podemos recordarnos al tocar la flauta o para ayudar a nuestros peques:

  • Cabeza y cuello hacia arriba, creando espacio en la garganta y en la boca.
  • Espalda y pecho erguidos, abriendo nuestra caja torácica.
  • Brazos despegados del cuerpo, buscando longitud.
  • Muñecas en línea recta desde el codo hasta la mano.
  • Manos y dedos redondos y relajados.

¿Cómo lo trabajamos con niños desde tres años?

Debemos hacer hincapié en la postura desde el primer momento en que los niños aprenden el instrumento, de forma que, a través de juegos, quede asentada sin esfuerzo y podamos evitar en el futuro tener que luchar contra posiciones perjudiciales que el cuerpo haya podido memorizar y automatizar.

Alexander explicaba que en nuestros primeros años de vida hacemos un buen uso de nuestro cuerpo y, con el paso del tiempo, lo perdemos. Nuestros peques ya saben cómo colocarse correctamente, ¡podemos aprender mucho de ellos observándolos! Por ello, en clase de flauta sólo tenemos que recordárselo o guiarles al usar el instrumento.

Estos son algunos de nuestros juegos para conseguirlo:

  • Agarramos pelotas de goma en la palma de las manos y con esa sensación ¡nos inventamos unas cuevas para que unos duendecillos puedan venir a dormir!
  • Nuestras manos y brazos se convierten en unas jirafas, que con sus cuellos bien largos suben y bajan a comer…
  • Carrera de arañas: nuestros dedos son sus patitas redondeadas y corren a toda velocidad por la flauta.
  • Practicamos una «preparación para tocar» en cinco pasos, siendo los dos primeros la apertura de los pies (la boca del cocodrilo) y de las piernas, y terminando con nuestros tres puntos de apoyo en la flauta (boca y ambas manos).
  • Cuando se nos olvida luchar contra la gravedad… ¡Nos convertimos en altivos príncipes y princesas!
  • Si nuestra flauta tiende a inclinarse hacia el suelo, nos ayudamos de lápices: los metemos en el extremo de la flauta y seguimos tocando, ¡sin que se caiga!

¿Por qué es tan importante la postura para todo músico?

  • Necesitamos hacer el mejor uso posible de nuestro cuerpo para conseguir el mejor sonido de nuestro instrumento. En el caso de los flautistas, ¡el espacio que creamos en nuestro cuerpo es además la caja de resonancia!
  • Debemos prevenir lesiones: mantenemos posturas «antinaturales» durante muchas horas.
  • Nos ayuda también psicológicamente para conservar una presencia y actitud positivas cuando subimos al escenario.

 

¿Qué papel tiene tu hijo en el grupo?

En nuestras clases de Método Suzuki, alumnos de distintas edades, y niveles comparten semanalmente una clase grupal en la que aprenden unos de otros y hacen música en equipo. Los grupos pueden tener características muy diferentes y en grupos muy homogéneos en los que todos los alumnos tienen un nivel de iniciación, los roles diferenciados tardan más en aparecer. ¿Quieres saber qué papel tiene tu hijo en el grupo? Os presentamos los tres roles principales

«El observador»

En un inicio, los pequeños aprenden del resto. Se unen al grupo y participan de todas las actividades adaptadas a su nivel. Acompañan las melodías del resto con palmas, instrumentos de percusión, soplando botellas o sujetando sus flautas, absorbiendo todo lo que hacen sus compañeros y queriendo imitarles. Es importante que les invitemos a participar de las actividades para que sientan que empiezan a formar parte del conjunto y aprendan a trabajar en equipo.

«El colaborador»

Según pasa el tiempo y va habiendo nuevas incorporaciones en el grupo, se produce un cambio de rol. Ahora siguen aprendiendo de los más mayores, pero pasan a ser el ejemplo de los más pequeños. Sienten que pueden ayudar a otros compañeros y comienzan a ser conscientes de todo lo que han avanzado. Es un momento importante para ellos puesto que empiezan a asumir pequeñas responsabilidades en el grupo.

«El responsable»

En este momento son los que más saben en el grupo y asumen un rol de liderazgo en el que la paciencia juega un papel fundamental. Aprenden a empatizar con los alumnos que están en otras fases de aprendizaje más elementales y son el ejemplo del grupo, dando incluso algún pequeño concierto en clase para los demás compañeros.

Todas estas fases son necesarias para los niños. Es fundamental para su aprendizaje poder ir representando los diferentes papeles y poder asimilar las nuevas situaciones. Formar parte de un grupo en el que desempeñan diversas funciones a medida que pasan los años es muy enriquecedor.

Algunos roles los van a asimilar mejor que otros ya que cada niño tiene una personalidad diferente. Por eso padres y profesores debemos ayudarles a entender cómo su papel cambia porque el grupo también cambia.

Todo esto contribuye a que los niños aprendan a adaptarse a las nuevas circunstancias. Potencia aptitudes y actitudes que deben experimentar para enriquecerse como músicos y sobre todo como personas.

¡Buenos propósitos musicales para el nuevo año!

bigstock-people-charity-family-and-ec-90444830-(1)¡Qué ilusión, otro año nuevo por delante! Empezamos con muchas ganas y, como siempre en estas fechas, traemos una lista de buenos propósitos a realizar. Hoy queremos compartir con vosotros los que pueden ser nuestros buenos propósitos musicales:

  • Escuchar más música: si haces música con tu bebé puedes añadir más repertorio a su rutina, tanto en audiciones como en canciones que cantes y bailes con él. ¿Ya tenéis una canción para dormir? Pongámosle entonces música al momento del baño o a la hora de comer, será más divertido e interesante para él, participará más y aumentará vuestro vínculo. Si haces Método Suzuki con tu hijo o hija, también tienes la gran oportunidad de mejorar la escucha del CD con las piezas del repertorio de vuestro instrumento, para crear más interés por su parte, mejorar el aprendizaje de las piezas, el oído, la memoria, etc.
  • Asistir a conciertos o actividades musicales: este propósito nos lo podemos plantear para pequeños y mayores, con conciertos ya sea de Rock, de música clásica o de cualquier estilo y formato… ¡Y esque asistir a estos eventos no tiene más que ventajas! Disfrutaremos del arte, aprenderemos de los intérpretes y compartiremos la experiencia con todo el resto del público, volveremos a casa con ganas de aprender más música y nutridos de motivación.
  • Conseguir una práctica regular: en el caso de los bebés, podemos hacerlo repitiendo los juegos y canciones de clase, encontrando momentos y rutinas del peque que puedan realizarse siempre con música. Si aprendemos flauta, podemos mejorar la práctica buscando una rutina si aún no la teníamos: intentando practicar siempre a la misma hora (es recomendable hacerlo después de que el niño haya comido, por ejemplo, después de la merienda), creando un hábito de poca duración pero cuya importancia reside en la constancia, y que debe ser algo positivo y divertido para el alumno. Si esto ya lo habíamos conseguido, ¡el objetivo puede ser aumentar otro día a la semana esta práctica!
  • Cuidar mejor del instrumento: este comienzo de año también puede ser un buen momento para acostumbrarnos a cuidar bien nuestra instrumento. En el caso de la flauta, limpiándola debidamente por dentro y fuera al final de cada clase o momento de práctica, manteniéndola estable siempre que sea posible sin cambios bruscos de temperatura ni humedad, evitando que reciba golpes, etc.
  • Desarrollar más paciencia y confianza en nuestro aprendizaje musical: como siempre os decimos, este proceso es similar al de plantar una semilla, que regamos y cuidamos durante tiempo hasta que nace, crece, da sus frutos y se convierte en un hermoso árbol.

Jugando con soplidos

 

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A la hora de empezar a tocar un instrumento, se  abre un nuevo mundo de posibilidades  que despierta la curiosidad de los niños. Si aprovechamos esa curiosidad y les introducimos en el mundo instrumental desde el juego, será un éxito asegurado.

 El juego es fundamental para los pequeños. No solo es su mejor herramienta de exploración y descubrimiento, si no que es su manera de interiorizar de verdad lo que aprenden. Por eso, este estará presente en nuestras clases de instrumento desde el principio. Aprovechando los pasos pre-instrumentales que debemos ir dando para que los pequeños vayan familiarizándose con el instrumento y puedan sentirlo como algo suyo, empezaremos a jugar con aspectos importantes para cualquier instrumentista como son la postura, el sonido y la agilidad de dedos. 

Hoy queremos hablaros del primer acercamiento al sonido en la flauta travesera. Simplificando, podríamos decir que el sonido en la flauta se genera gracias al soplido. Cuanto mayor sea el control de ese soplido, mayor será la calidad de nuestro sonido. Es por eso que hay que ir potenciando poco a poco el control de la dirección del aire, la velocidad, la cantidad, la duración, etc. Para ello podemos utilizar distintos objetos que se llamen su atención como por ejemplo:

Botellas

Son un gran aliado para el control de la dirección del aire. Al tener una apertura de mayor diámetro que la embocadura de la flauta, es más sencillo lograr que salga sonido de ellas y nos ayuda a poder aplicarlo al instrumento.

Pajitas

 Soplar a través de ellas les ayuda a controlar que la apertura de los labios sea redondeada para que en la flauta no se descontrole el aire. ¡Les encanta soplar distintos ritmos y probar con pajitas de distintos colores y tamaños!

Molinillos

 Los niños aprenden a gestionar el aire intentando  mantener el molinillo más o menos tiempo en movimiento. Esto les servirá para poder hacer notas cada vez más largas con la flauta.

Pompas de jabón

Sirven para aprender a controlar la velocidad del aire. Si soplamos despacio, conseguiremos una pompa gigante y si soplamos rápido saldrán muchas pequeñitas. Esto les ayuda a poder tocar sonidos graves y agudos posteriormente  con la flauta. ¡Qué concentrados están intentando hacer pompas de distintos tamaños!

Os animamos a que probéis a jugar con los soplidos en casa y a que dejéis que los niños experimenten con ellos para que puedan adquirir casi sin darse cuenta habilidades que crecerán poco a poco. Estos juegos, además de ser importantes para el aprendizaje de la flauta travesera, son muy útiles en niños que tienen alguna patología relacionada con el habla o la respiración, así que por todo ello… ¡A jugar con los soplidos!

Flautas para todos los gustos y tamaños

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El instrumento es algo muy valioso y especial para todo músico y la llegada de uno nuevo a nuestras manos supone siempre motivación e ilusión, tanto si es el primer instrumento musical que tenemos como si se trata de los que se van sucediendo durante nuestro aprendizaje y desarrollo musical.

¿Qué instrumentos utilizamos durante el aprendizaje de Flauta Suzuki? De menor a mayor tamaño y valor, empezamos por las flautas más sencillas y terminamos con la flauta travesera convencional:

Pífanos:

Algunas personas nos preguntan «¿pueden tocar los niños tan pequeños una flauta travesera?». La respuesta es sí, ¡adaptada a su tamaño! Nuestra primera flauta se llama pífano: es pequeña, del tamaño de un piccolo aproximadamente (unos 30 cm), y de plástico, de manera que no pesa ni se rompe con caídas. La podemos limpiar con facilidad (a veces llegamos a clase terminando la merienda…) y a los peques les encanta decorarla y personalizarla con las pegatinas que se van ganando en clase o en casa.

Flautas junior:

Según los niños van creciendo y aprendiendo a tocar el instrumento, pueden pasar a una de estas flautas: tienen un tamaño intermedio entre el pífano y la flauta de adulto, la embocadura es curva para que les lleguen las manos a su sitio con los brazos relajados y traen colocados unos salientes en las llaves para adaptarse al tamaño de sus dedos.

Las hay de metal o de plástico y suponen un incremento enorme de motivación en los niños ya que pasan a la «flauta de mayores», siendo ahora responsables de su cuidado (esta flauta la limpiamos después de cada uso, la guardamos correctamente en su estuche, etc.). Lo reciben como un gran regalo y recompensa a todo el trabajo y práctica con el pífano.

Flautas de adulto:

Se trata del tamaño final del instrumento y los alumnos las adquieren cuando ya les llegan los brazos para poder tocar con la embocadura recta y los dedos alcanzan las llaves normales. En este momento los niños se sienten mayores, maduros, ¡flautistas profesionales! También hay papás y mamás que se animan a comprarse la suya propia, para tocar con los peques o simplemente para seguir aprendiendo después de lo que han conseguido con los primeros pasos (hacerse a la embocadura, tocar las primeras canciones…).

Un instrumento musical es sin duda uno de los mejores regalos que se pueden hacer en estas fechas, tanto a pequeños como a mayores. Supone diversión, enriquecimiento personal, desarrollo de nuestra creatividad… Nos anima a compartir algo tan especial como la música con quien más queremos.

 

“Mamá, ¡hoy tenemos concierto!”

Qué emocionados esperan nuestros pequeños alumnos los días de concierto. Y es que, desde el principio de su aprendizaje del instrumento, esta es una parte más de su vivencia musical.

En un primer momento, puede resultar extraño imaginarse a niños de tres años sobre el escenario, pero hay muchas razones por la que esto no sólo es posible, sino que es positivo y necesario en el proceso de aprendizaje:

Sienten que forman parte de un equipo en el que todos son importantes

Tanto si son capaces de tocar piezas difíciles como si apenas pueden tocar una nota con el instrumento, los niños sienten que forman parte del fenómeno musical. Los más pequeños se encuentran arropados por los mayores y los más avanzados utilizan todo su potencial para ayudar a los pequeños.

Disfrutan del escenario

Cuando los niños empiezan desde pequeños a dar conciertos en grupo, estar sobre el escenario se convierte en algo natural. Les va dando la confianza necesaria para en un futuro poder dar conciertos a solo y cada vez más largos. Aunque depende mucho de su personalidad, la mayoría de nuestros alumnos están deseando actuar y conciben el concierto como algo positivo y natural para ellos, recompensa a su esfuerzo y práctica del instrumento.

Entienden que lo más bonito de aprender música es poder compartirla

El aprendizaje de las clases colectivas tiene una guinda final perfecta en los conciertos, pues allí no sólo comparten la música con sus compañeros, sino también con el público, al que se la ofrecen juntos.

A partir del momento en que los alumnos pueden tocar alguna canción completa con todas las notas y la tienen bien interiorizada, también empiezan a dar conciertos individuales. Gracias a que hemos generado el hábito de subirse al escenario con el grupo y a haber visto a los más mayores dar sus conciertos a solo, este paso se da de manera natural. Es importante no forzar a los niños a hacerlo y por ello siempre les ofrecemos la posibilidad de tocar con ellos para que se sientan arropados por la profesora o sus padres.

Desarrollan responsabilidad y autonomía

Cada concierto supone un objetivo concreto que empezamos a preparar con tiempo e ilusión. Los niños se preparan tocando su pieza de concierto en clase para los compañeros, en casa para su familia, etc., practicando su intervención en lugares que les son muy familiares. Aprenden a ser los protagonistas por un día y disfrutar de ello.

Los conciertos son los momentos mágicos para los que todos los músicos se preparan. Son el fin último del trabajo, la recompensa al tiempo dedicado a cada pieza. Poder hacer partícipes a los niños de esa magia es enseñarles el verdadero motivo por el que la música es tan especial.

¿Cómo ayuda la música al desarrollo de la psicomotricidad?


El término psicomotricidad hace referencia al dominio del cuerpo. Si hablamos de acciones más generales que se realizan con todo el cuerpo, estamos ante la psicomotricidad gruesa. Cuando  hablamos de acciones más precisas con coordinación de las manos y la vista, nos encontramos ante la psicomotricidad fina.

En la clase de música trabajamos ambas, asociando el movimiento del cuerpo a la música y realizando movimientos cada vez más complejos de forma que los niños vayan adquiriendo destreza manual progresivamente (también importante en el futuro aprendizaje del instrumento)  y teniendo un mayor dominio sobre su cuerpo en todos los aspectos.

Psicomotricidad gruesa

 Es la más empleada en las clases de bebés en un principio, puesto que los primeros pasos que deben dar los pequeños en este ámbito estará relacionado con el control de su cuerpo a nivel más general. Se trabaja el movimiento de los brazos y las piernas, el equilibrio, la coordinación de las extremidades, etc. También se trabaja la manipulación de objetos como pañuelos, globos, pelotas, vasos de plástico, plumas y por supuesto la pequeña percusión.

Todo esto lo asociamos a patrones rítmicos, melodías, velocidad de la música o estructura de la misma. De esta manera, además de la psicomotricidad, trabajamos el desarrollo del oído . Los niños disfrutan asociando música a movimiento, aprendiendo sin darse cuenta a distinguir patrones y estructuras musicales mientras su destreza aumenta.

Psicomotricidad fina

Se refiere a todas las actividades o acciones que realizamos específicamente con las manos. Es fundamental en el desarrollo de las habilidades, por lo que es importante estimularla. En nuestras clases realizamos una gran cantidad de juegos de dedos. En una primera fase, cuando los bebés son muy pequeños, estos juegos de dedos los realiza el padre o madre para que el niño lo vea y quiera imitarlo. Es una primera etapa de la estimulación que le llevará a la fase siguiente en la que empezará a poder realizar esos movimientos por sí mismo. Poco a poco los niños serán capaces de ir independizando los dedos y de realizar movimientos más complejos, precisos y veloces, que se verán especialmente reforzados con las clases de instrumento.

Música y psicomotricidad conforman un tandem perfecto con la diversión como base, de forma que los niños aprenden disfrutando semana tras semana, reforzando los movimientos y destrezas que tan útiles les serán en su día a día.

¡Los alumnos Suzuki también leen partituras!

Algunas personas que no conocen el Método Suzuki afirman que los niños que aprenden a través de él no leen partituras… Nada más lejos de la realidad. ¿Quizás se han topado con niños que, en su aprendizaje Suzuki, todavía no habían llegado a esa etapa?

aprendemos de oído

Los alumnos Suzuki aprenden de oído, imitando a su profesor y madre o padre que viene con ellos a clase, exactamente de la misma manera en que se aprende la lengua materna. ¿Acaso las personas leemos antes de aprender a hablar? ¿Cómo puede entonces un niño aprender a leer música si aún no “habla ese idioma”?

Al aprender de oído y de forma natural, los niños entienden la música como un lenguaje más, se comunican a través de él y asimilan cómo ejecutarlo en su instrumento. Después de ello, es cuestión de ponerle nombre y simbología a lo que ya es familiar para ellos. Encontramos en la partitura las notas de la escala, los ritmos que tocan o simplemente indicaciones de dónde respirar.

¿cuándo introducimos la lectura?

Esto no significa que llegue toda la información de golpe en el momento en que damos el paso. Los alumnos se familiarizan poco a poco con los símbolos de la escritura musical, desde incluso antes de comenzar con las clases de instrumento. Ya en las clases de iniciación musical se presentan algunos símbolos y se juega con ellos. Por ejemplo, los interpretamos con la voz o el instrumento, para ir entendiendo que cada dibujo tiene su consecuencia sonora.

Es el profesor Suzuki quien toma la decisión de cuándo empezar a trabajar la lectura del pentagrama. Esto suele suceder en torno a los seis años de edad del alumno, aunque, siendo cada niño diferente, dependerá de su aprendizaje y desarrollo. Nosotras solemos utilizar la partitura ya de forma habitual con los alumnos a partir de la tercera parte del libro 1 de Flauta Suzuki. En este momento empiezan a tocar piezas con mayor valor musical y complejidad técnica.

una nueva etapa

Este nuevo reto supone una fase de cambios y al principio acarrea dificultades para el niño, al que le resulta más fácil seguir tocando de memoria y sin leer. Pero, con algunos juegos para habituarnos al pentagrama (incluso aplicaciones para tablets o juegos de ordenador), un poco de paciencia y constancia, lo consiguen y con mucho éxito.

Lograrlo aumenta su autoestima y por supuesto se sienten mucho más capaces también musicalmente, ya que se les abre todo un mundo de literatura musical a sus pies. A partir de ese momento lo combinaremos con nuestra forma habitual de trabajo, manteniendo el trabajo de memoria (ahora también aprenderán rápidamente de memoria las partituras que lean) y de oído con el profesor, unas habilidades fantásticas que hemos desarrollado para siempre al comenzar el aprendizaje desde tan pequeños y que el alumno podrá usar dentro y fuera del aula, en la música y en su vida en general.