“Mamá, ¡hoy tenemos concierto!”

Qué emocionados esperan nuestros pequeños alumnos los días de concierto. Y es que, desde el principio de su aprendizaje del instrumento, esta es una parte más de su vivencia musical.

En un primer momento, puede resultar extraño imaginarse a niños de tres años sobre el escenario, pero hay muchas razones por la que esto no sólo es posible, sino que es positivo y necesario en el proceso de aprendizaje:

Sienten que forman parte de un equipo en el que todos son importantes

Tanto si son capaces de tocar piezas difíciles como si apenas pueden tocar una nota con el instrumento, los niños sienten que forman parte del fenómeno musical. Los más pequeños se encuentran arropados por los mayores y los más avanzados utilizan todo su potencial para ayudar a los pequeños.

Disfrutan del escenario

Cuando los niños empiezan desde pequeños a dar conciertos en grupo, estar sobre el escenario se convierte en algo natural. Les va dando la confianza necesaria para en un futuro poder dar conciertos a solo y cada vez más largos. Aunque depende mucho de su personalidad, la mayoría de nuestros alumnos están deseando actuar y conciben el concierto como algo positivo y natural para ellos, recompensa a su esfuerzo y práctica del instrumento.

Entienden que lo más bonito de aprender música es poder compartirla

El aprendizaje de las clases colectivas tiene una guinda final perfecta en los conciertos, pues allí no sólo comparten la música con sus compañeros, sino también con el público, al que se la ofrecen juntos.

A partir del momento en que los alumnos pueden tocar alguna canción completa con todas las notas y la tienen bien interiorizada, también empiezan a dar conciertos individuales. Gracias a que hemos generado el hábito de subirse al escenario con el grupo y a haber visto a los más mayores dar sus conciertos a solo, este paso se da de manera natural. Es importante no forzar a los niños a hacerlo y por ello siempre les ofrecemos la posibilidad de tocar con ellos para que se sientan arropados por la profesora o sus padres.

Desarrollan responsabilidad y autonomía

Cada concierto supone un objetivo concreto que empezamos a preparar con tiempo e ilusión. Los niños se preparan tocando su pieza de concierto en clase para los compañeros, en casa para su familia, etc., practicando su intervención en lugares que les son muy familiares. Aprenden a ser los protagonistas por un día y disfrutar de ello.

Los conciertos son los momentos mágicos para los que todos los músicos se preparan. Son el fin último del trabajo, la recompensa al tiempo dedicado a cada pieza. Poder hacer partícipes a los niños de esa magia es enseñarles el verdadero motivo por el que la música es tan especial.

¿Por qué hacemos clase individual y grupal en Flauta Suzuki?

El Método Suzuki fue ideado para trabajar a través de clases tanto individuales como grupales, durante todas las etapas de aprendizaje del alumno.

Suzuki decía «hay padres que creen que la clase grupal es sólo un momento de diversión… Pero lo cierto es que lo que el alumno más disfruta es tocar en grupo. Cuando tocan con otros niños con un nivel superior, la influencia que reciben es enorme y el resultado en el aprendizaje es maravilloso».

Estas son algunas características y diferencias de nuestras clases de Flauta Suzuki:

Clase individual

  • Es el momento dedicado específicamente al alumno y sus necesidades de aprendizaje, participando únicamente niño, padre y profesor.
  • En ella se trabaja la técnica del instrumento: postura, sonido, piezas de estudio, etc.
  • El padre o madre recibe las explicaciones e instrucciones sobre el qué, por qué, cómo y cuánto de la práctica en casa.
  • Se refuerza el vínculo musical familiar trabajando juntos.
  • Suele tener menos duración que la clase grupal durante la primera etapa de aprendizaje del alumno, ya que supone una gran concentración por parte del niño.

Clase grupal

  • Tener un repertorio en común hace posible que los alumnos toquen juntos desde el comienzo de su aprendizaje, reforzando todos los conceptos que aprenden en la clase individual.
  • Los niños aprenden a relacionarse y conocen a otros alumnos que tocan su mismo instrumento y canciones, se sienten parte de algo y se ilusionan por practicar y compartirlo con sus compañeros.
  • La simple experiencia en grupo les motiva, ¡les encanta repetir lo que ven hacer a otros niños! Y a su vez aprenden a esperar su turno y escuchar a los compañeros.
  • En esta clase pueden aprender y enseñar, siendo los mayores el ejemplo para los más pequeños. A lo largo de su aprendizaje, van desarrollando diversos roles según crecen y entran en el grupo compañeros nuevos.
  • Escuchar a los demás es la mejor manera de repasar las canciones que ya se saben o escuchar nuevas a las que todavía no han llegado, trabajando en el respeto y reconocimiento del trabajo y esfuerzo de los demás.
  • ¡Tocar con los demás es lo más divertido para cualquier músico! La mejor recompensa al esfuerzo y trabajo individual.

¿Cuál es el instrumento adecuado para mi hijo?

Esta pregunta ronda la cabeza de muchos padres que van a apuntar a sus hijos a música. Especialmente la de aquellos cuyo hijo no se decanta por un instrumento concreto. «¿Cuál es el mejor instrumento?» La realidad es que no hay instrumentos mejores y peores. Todos los niños pueden aprender a tocar un instrumento, sea el que sea, acompañados de unos padres dispuestos a descubrirle un mundo musical enriquecedor. Es una decisión personal en la que sin duda influye que el instrumento tenga cierto atractivo también para el padre, puesto que en la fase inicial del método Suzuki los padres aprenden a tocarlo junto a sus hijos.

¿y si el instrumento que elijo no es el que hubiera elegido él?

Un padre espera que su hijo tenga clara preferencia por un instrumento y lo cierto es que salvo excepciones contadas y en función del contacto que haya tenido con el mundo musical hasta entonces, esto no tiene por qué ser así. Desde la elección del colegio hasta la comida de cada día, los padres toman decisiones constantemente sobre el futuro de sus hijos y esto ocurre también con su educación musical en la que llega un momento en el que tenemos que decidirnos por un instrumento.

A veces, el niño empieza a mostrar predilección por otro instrumento tras unos años de aprendizaje de un primero. Eso no significa que hayamos perdido el tiempo o que tomáramos una decisión equivocada, ya que lo que se adquiere con un instrumento es válido a la hora de empezar otro. La técnica será diferente, pero el desarrollo del oído, la memoria, la psicomotricidad y en definitiva las estructuras y funcionamiento de la música  ya han echado raíces y el aprendizaje de otro instrumento será mucho más fácil y rápido.

¿En función a que parámetros puedo elegir instrumento?

Lo primero que recomendamos antes de embarcarse en la elección de un instrumento es asistir a clases de iniciación musical si el niño tiene todavía dos o tres años, para que experimenten con la música. Además podemos llevar a nuestros hijos a eventos musicales. Hoy en día hay numerosos espectáculos musicales infantiles que nos presentan diversos instrumentos. Es más fácil que puedan decantarse si los ven en vivo y en directo y escuchan sus diferentes timbres.

Podemos tener también en cuenta dos aspectos de logística que pueden influir en nuestra elección: los horarios de las clases individual y grupal y el precio del instrumento.

Y por último pero no menos importante, hay que pensar también en el profesor. Cuando los niños son tan pequeños, es fundamental encontrar un profesor que sepa hacerles disfrutar y que les transmita pasión por su instrumento. Para eso, lo mejor es probar una clase con esa persona para conocer su forma de enseñar.

Si queréis, podéis leer sobre algunas ventajas y virtudes de la flauta travesera, nuestro instrumento, y además podéis venir a probar una clase gratuita para conocernos.

Por qué tenéis que venir a probar una clase y no os lo podemos contar por teléfono…

Empezamos este blog para compartir con vosotros nuestras opiniones, comentarios personales y referencias a investigaciones o artículos relacionados con la educación musical temprana.

En este primer post queríamos contaros varios motivos por los que venir a probar una de nuestras clases Suzuki y poder comprender mejor nuestra metodología, en este caso la de la enseñanza de la flauta travesera:

1. Porque el Método Suzuki no se parece al sistema educativo de escuelas infantiles o colegios ni tampoco a la enseñanza musical común de conservatorios o escuelas de música. Los papás participan en la clase con sus hijos (sobre todo en la primera etapa, en la que aprenden con ellos a tocar el instrumento) y se crea un vínculo muy especial ligado a la música y su aprendizaje, un hábito que se lleva a casa para la práctica del instrumento.

2. Porque es una educación personalizada, que se adapta a cada niño y a cada familia y en cada momento del aprendizaje o desarrollo del alumno. El método se lleva a cabo a través de una clase individual y otra grupal cada semana, siendo en la primera en la que el triángulo alumno-padre/madre-profesor trabajan en la técnica del instrumento en su momento específico de aprendizaje.

3. Porque es difícil de imaginar si no se conoce, ya que se basa en el aprendizaje a través de juegos, canciones y bailes, siempre con energía y actitud positiva ante el hacer del alumno y sus padres. De esta forma aprender música es divertido, funciona, ¡y no es una carga para el niño!

4. Porque es bueno para el padre o madre ver también en la primera clase cuál es la reacción de su hijo ante este nuevo estímulo. Leemos y reflexionamos sobre métodos educativos o distintas actividades para los niños, pero realmente la última palabra la tienen ellos y su respuesta a la clase y al profesor o profesora son cruciales para saber si lo que hacemos funciona.

5. Porque ofrecemos una clase de prueba gratis , pues sabemos que nuestra metodología es algo diferente a lo que se suele entender por “clases de flauta” y que es necesario un primer contacto donde conocernos y tener las primeras sensaciones. ¡Estáis invitados!