¡Buenos propósitos musicales para el nuevo año!

bigstock-people-charity-family-and-ec-90444830-(1)¡Qué ilusión, otro año nuevo por delante! Empezamos con muchas ganas y, como siempre en estas fechas, traemos una lista de buenos propósitos a realizar. Hoy queremos compartir con vosotros los que pueden ser nuestros buenos propósitos musicales:

  • Escuchar más música: si haces música con tu bebé puedes añadir más repertorio a su rutina, tanto en audiciones como en canciones que cantes y bailes con él. ¿Ya tenéis una canción para dormir? Pongámosle entonces música al momento del baño o a la hora de comer, será más divertido e interesante para él, participará más y aumentará vuestro vínculo. Si haces Método Suzuki con tu hijo o hija, también tienes la gran oportunidad de mejorar la escucha del CD con las piezas del repertorio de vuestro instrumento, para crear más interés por su parte, mejorar el aprendizaje de las piezas, el oído, la memoria, etc.
  • Asistir a conciertos o actividades musicales: este propósito nos lo podemos plantear para pequeños y mayores, con conciertos ya sea de Rock, de música clásica o de cualquier estilo y formato… ¡Y esque asistir a estos eventos no tiene más que ventajas! Disfrutaremos del arte, aprenderemos de los intérpretes y compartiremos la experiencia con todo el resto del público, volveremos a casa con ganas de aprender más música y nutridos de motivación.
  • Conseguir una práctica regular: en el caso de los bebés, podemos hacerlo repitiendo los juegos y canciones de clase, encontrando momentos y rutinas del peque que puedan realizarse siempre con música. Si aprendemos flauta, podemos mejorar la práctica buscando una rutina si aún no la teníamos: intentando practicar siempre a la misma hora (es recomendable hacerlo después de que el niño haya comido, por ejemplo, después de la merienda), creando un hábito de poca duración pero cuya importancia reside en la constancia, y que debe ser algo positivo y divertido para el alumno. Si esto ya lo habíamos conseguido, ¡el objetivo puede ser aumentar otro día a la semana esta práctica!
  • Cuidar mejor del instrumento: este comienzo de año también puede ser un buen momento para acostumbrarnos a cuidar bien nuestra instrumento. En el caso de la flauta, limpiándola debidamente por dentro y fuera al final de cada clase o momento de práctica, manteniéndola estable siempre que sea posible sin cambios bruscos de temperatura ni humedad, evitando que reciba golpes, etc.
  • Desarrollar más paciencia y confianza en nuestro aprendizaje musical: como siempre os decimos, este proceso es similar al de plantar una semilla, que regamos y cuidamos durante tiempo hasta que nace, crece, da sus frutos y se convierte en un hermoso árbol.

Jugando con soplidos

 

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A la hora de empezar a tocar un instrumento, se  abre un nuevo mundo de posibilidades  que despierta la curiosidad de los niños. Si aprovechamos esa curiosidad y les introducimos en el mundo instrumental desde el juego, será un éxito asegurado.

 El juego es fundamental para los pequeños. No solo es su mejor herramienta de exploración y descubrimiento, si no que es su manera de interiorizar de verdad lo que aprenden. Por eso, este estará presente en nuestras clases de instrumento desde el principio. Aprovechando los pasos pre-instrumentales que debemos ir dando para que los pequeños vayan familiarizándose con el instrumento y puedan sentirlo como algo suyo, empezaremos a jugar con aspectos importantes para cualquier instrumentista como son la postura, el sonido y la agilidad de dedos. 

Hoy queremos hablaros del primer acercamiento al sonido en la flauta travesera. Simplificando, podríamos decir que el sonido en la flauta se genera gracias al soplido. Cuanto mayor sea el control de ese soplido, mayor será la calidad de nuestro sonido. Es por eso que hay que ir potenciando poco a poco el control de la dirección del aire, la velocidad, la cantidad, la duración, etc. Para ello podemos utilizar distintos objetos que se llamen su atención como por ejemplo:

Botellas

Son un gran aliado para el control de la dirección del aire. Al tener una apertura de mayor diámetro que la embocadura de la flauta, es más sencillo lograr que salga sonido de ellas y nos ayuda a poder aplicarlo al instrumento.

Pajitas

 Soplar a través de ellas les ayuda a controlar que la apertura de los labios sea redondeada para que en la flauta no se descontrole el aire. ¡Les encanta soplar distintos ritmos y probar con pajitas de distintos colores y tamaños!

Molinillos

 Los niños aprenden a gestionar el aire intentando  mantener el molinillo más o menos tiempo en movimiento. Esto les servirá para poder hacer notas cada vez más largas con la flauta.

Pompas de jabón

Sirven para aprender a controlar la velocidad del aire. Si soplamos despacio, conseguiremos una pompa gigante y si soplamos rápido saldrán muchas pequeñitas. Esto les ayuda a poder tocar sonidos graves y agudos posteriormente  con la flauta. ¡Qué concentrados están intentando hacer pompas de distintos tamaños!

Os animamos a que probéis a jugar con los soplidos en casa y a que dejéis que los niños experimenten con ellos para que puedan adquirir casi sin darse cuenta habilidades que crecerán poco a poco. Estos juegos, además de ser importantes para el aprendizaje de la flauta travesera, son muy útiles en niños que tienen alguna patología relacionada con el habla o la respiración, así que por todo ello… ¡A jugar con los soplidos!

Flautas para todos los gustos y tamaños

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El instrumento es algo muy valioso y especial para todo músico y la llegada de uno nuevo a nuestras manos supone siempre motivación e ilusión, tanto si es el primer instrumento musical que tenemos como si se trata de los que se van sucediendo durante nuestro aprendizaje y desarrollo musical.

¿Qué instrumentos utilizamos durante el aprendizaje de Flauta Suzuki? De menor a mayor tamaño y valor, empezamos por las flautas más sencillas y terminamos con la flauta travesera convencional:

Pífanos:

Algunas personas nos preguntan «¿pueden tocar los niños tan pequeños una flauta travesera?». La respuesta es sí, ¡adaptada a su tamaño! Nuestra primera flauta se llama pífano: es pequeña, del tamaño de un piccolo aproximadamente (unos 30 cm), y de plástico, de manera que no pesa ni se rompe con caídas. La podemos limpiar con facilidad (a veces llegamos a clase terminando la merienda…) y a los peques les encanta decorarla y personalizarla con las pegatinas que se van ganando en clase o en casa.

Flautas junior:

Según los niños van creciendo y aprendiendo a tocar el instrumento, pueden pasar a una de estas flautas: tienen un tamaño intermedio entre el pífano y la flauta de adulto, la embocadura es curva para que les lleguen las manos a su sitio con los brazos relajados y traen colocados unos salientes en las llaves para adaptarse al tamaño de sus dedos.

Las hay de metal o de plástico y suponen un incremento enorme de motivación en los niños ya que pasan a la «flauta de mayores», siendo ahora responsables de su cuidado (esta flauta la limpiamos después de cada uso, la guardamos correctamente en su estuche, etc.). Lo reciben como un gran regalo y recompensa a todo el trabajo y práctica con el pífano.

Flautas de adulto:

Se trata del tamaño final del instrumento y los alumnos las adquieren cuando ya les llegan los brazos para poder tocar con la embocadura recta y los dedos alcanzan las llaves normales. En este momento los niños se sienten mayores, maduros, ¡flautistas profesionales! También hay papás y mamás que se animan a comprarse la suya propia, para tocar con los peques o simplemente para seguir aprendiendo después de lo que han conseguido con los primeros pasos (hacerse a la embocadura, tocar las primeras canciones…).

Un instrumento musical es sin duda uno de los mejores regalos que se pueden hacer en estas fechas, tanto a pequeños como a mayores. Supone diversión, enriquecimiento personal, desarrollo de nuestra creatividad… Nos anima a compartir algo tan especial como la música con quien más queremos.

 

¿Para qué sirve la música durante el embarazo?

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Poner música y cantar a nuestro bebé durante el embarazo tiene muchas ventajas, tanto antes como después de su nacimiento.

Durante los largos nueve meses de embarazo, nos sirve para comunicarnos con él. No le podemos ver, ni tocar, ¡pero nos escucha! Podemos usar nuestra voz para hablarle y cantarle, haciendo que sea su vínculo con el mundo exterior. Las voces de mamá, papá, hermanos u otras personas cercanas son las preferidas por el bebé, para él no hay mejores cantantes…

Por otra parte, la música es un canal de emociones que otorga bienestar a la madre embarazada en su proceso de cambio. Cuando la mamá se siente bien escuchando determinada música que le gusta, del tipo que sea, genera endorfinas y una sensación positiva y de tranquilidad que el bebé recibe y disfruta. Da igual el estilo musical que escojamos, no tiene por qué ser música clásica (aunque está estudiado que la música del Barroco y del Clasicismo tiene efectos muy positivos en los bebés), siempre evitando tendencias que puedan ser auditivamente algo agresivas como, por ejemplo, el Techno o el Hard Rock.

Una vez el bebé haya nacido, podremos ponerle esa música que utilizamos durante el embarazo o cantarle las mismas canciones que usamos, ya que todo aquello que ha escuchado estando en el vientre materno, le hará sentir genial. Por ejemplo, los latidos del corazón de mamá, cuando esté colocado lo suficientemente cerca para escucharlos, le harán sentir seguro.

También podemos usar la música para sus rutinas, como las más importantes de dormir, comer, bañarse… Las presentamos con melodías o ritmos que le hemos regalado ya desde antes de nacer, de forma que reaccionará con más entusiasmo e interés hacia las actividades. Aquella música que calmaba a la mamá durante el embarazo también le afectaba a él y ahora podrá volver a ayudarle a relajarse y dormir.

A nuestras clases de bebés vienen algunas mamás que están embarazadas, y observamos las mismas respuestas. Cuando los pequeños nacen y se incorporan al grupo de la clase son normalmente los que más involucrados y motivados están. Ya conocen las canciones, el timbre de la flauta travesera o el piano, la voz y entonación de su mamá y hermano o hermana e incluso de la profe… Están muy predispuestos y, a la vez que distrutan al máximo, suelen también avanzar bastante rápido musicalmente.  

Además de la parte emocional, la música también se usa con fines médicos: por ejemplo, se puede utilizar en niños que cerca del momento de nacer no tienen cabeza en el vientre bajo para conseguir que se coloquen mejor, o en bebés prematuros que necesitan especiales cuidados y atenciones para desarrollarse.

¿Cómo ayuda la música al desarrollo de la psicomotricidad?


El término psicomotricidad hace referencia al dominio del cuerpo. Si hablamos de acciones más generales que se realizan con todo el cuerpo, estamos ante la psicomotricidad gruesa. Cuando  hablamos de acciones más precisas con coordinación de las manos y la vista, nos encontramos ante la psicomotricidad fina.

En la clase de música trabajamos ambas, asociando el movimiento del cuerpo a la música y realizando movimientos cada vez más complejos de forma que los niños vayan adquiriendo destreza manual progresivamente (también importante en el futuro aprendizaje del instrumento)  y teniendo un mayor dominio sobre su cuerpo en todos los aspectos.

Psicomotricidad gruesa

 Es la más empleada en las clases de bebés en un principio, puesto que los primeros pasos que deben dar los pequeños en este ámbito estará relacionado con el control de su cuerpo a nivel más general. Se trabaja el movimiento de los brazos y las piernas, el equilibrio, la coordinación de las extremidades, etc. También se trabaja la manipulación de objetos como pañuelos, globos, pelotas, vasos de plástico, plumas y por supuesto la pequeña percusión.

Todo esto lo asociamos a patrones rítmicos, melodías, velocidad de la música o estructura de la misma. De esta manera, además de la psicomotricidad, trabajamos el desarrollo del oído . Los niños disfrutan asociando música a movimiento, aprendiendo sin darse cuenta a distinguir patrones y estructuras musicales mientras su destreza aumenta.

Psicomotricidad fina

Se refiere a todas las actividades o acciones que realizamos específicamente con las manos. Es fundamental en el desarrollo de las habilidades, por lo que es importante estimularla. En nuestras clases realizamos una gran cantidad de juegos de dedos. En una primera fase, cuando los bebés son muy pequeños, estos juegos de dedos los realiza el padre o madre para que el niño lo vea y quiera imitarlo. Es una primera etapa de la estimulación que le llevará a la fase siguiente en la que empezará a poder realizar esos movimientos por sí mismo. Poco a poco los niños serán capaces de ir independizando los dedos y de realizar movimientos más complejos, precisos y veloces, que se verán especialmente reforzados con las clases de instrumento.

Música y psicomotricidad conforman un tandem perfecto con la diversión como base, de forma que los niños aprenden disfrutando semana tras semana, reforzando los movimientos y destrezas que tan útiles les serán en su día a día.

¡Los alumnos Suzuki también leen partituras!

Algunas personas que no conocen el Método Suzuki afirman que los niños que aprenden a través de él no leen partituras… Nada más lejos de la realidad. ¿Quizás se han topado con niños que, en su aprendizaje Suzuki, todavía no habían llegado a esa etapa?

aprendemos de oído

Los alumnos Suzuki aprenden de oído, imitando a su profesor y madre o padre que viene con ellos a clase, exactamente de la misma manera en que se aprende la lengua materna. ¿Acaso las personas leemos antes de aprender a hablar? ¿Cómo puede entonces un niño aprender a leer música si aún no “habla ese idioma”?

Al aprender de oído y de forma natural, los niños entienden la música como un lenguaje más, se comunican a través de él y asimilan cómo ejecutarlo en su instrumento. Después de ello, es cuestión de ponerle nombre y simbología a lo que ya es familiar para ellos. Encontramos en la partitura las notas de la escala, los ritmos que tocan o simplemente indicaciones de dónde respirar.

¿cuándo introducimos la lectura?

Esto no significa que llegue toda la información de golpe en el momento en que damos el paso. Los alumnos se familiarizan poco a poco con los símbolos de la escritura musical, desde incluso antes de comenzar con las clases de instrumento. Ya en las clases de iniciación musical se presentan algunos símbolos y se juega con ellos. Por ejemplo, los interpretamos con la voz o el instrumento, para ir entendiendo que cada dibujo tiene su consecuencia sonora.

Es el profesor Suzuki quien toma la decisión de cuándo empezar a trabajar la lectura del pentagrama. Esto suele suceder en torno a los seis años de edad del alumno, aunque, siendo cada niño diferente, dependerá de su aprendizaje y desarrollo. Nosotras solemos utilizar la partitura ya de forma habitual con los alumnos a partir de la tercera parte del libro 1 de Flauta Suzuki. En este momento empiezan a tocar piezas con mayor valor musical y complejidad técnica.

una nueva etapa

Este nuevo reto supone una fase de cambios y al principio acarrea dificultades para el niño, al que le resulta más fácil seguir tocando de memoria y sin leer. Pero, con algunos juegos para habituarnos al pentagrama (incluso aplicaciones para tablets o juegos de ordenador), un poco de paciencia y constancia, lo consiguen y con mucho éxito.

Lograrlo aumenta su autoestima y por supuesto se sienten mucho más capaces también musicalmente, ya que se les abre todo un mundo de literatura musical a sus pies. A partir de ese momento lo combinaremos con nuestra forma habitual de trabajo, manteniendo el trabajo de memoria (ahora también aprenderán rápidamente de memoria las partituras que lean) y de oído con el profesor, unas habilidades fantásticas que hemos desarrollado para siempre al comenzar el aprendizaje desde tan pequeños y que el alumno podrá usar dentro y fuera del aula, en la música y en su vida en general.

 

La motivación como motor para el aprendizaje

 

No es que yo sea muy inteligente, es que persevero más tiempo. Albert Einstein

¿Podríamos considerar entonces que éxito y perseverancia van de la mano? En el aprendizaje musical debemos ser constantes para lograr avanzar y sentir que vamos dando pasos hacia nuestro próximo objetivo.

El motor que nos ayuda a continuar esforzándonos en conseguir algo es la motivación. Es un motor que hay que alimentar constantemente para que no deje de funcionar y que nos va a permitir continuar progresando. En el aprendizaje instrumental de los pequeños este motor es importantísimo y somos los padres y profesores los que debemos contribuir a que esté presente en nuestras clases y durante el estudio en casa. 

La motivación es verdaderamente el secreto para ayudar a los niños a desarrollar su potencial al máximo. Os dejamos algunos consejos para fomentar la motivación en los peques:

Mostrar interés por el instrumento

Los niños captan la emoción  con la que hacemos algo y es nuestro interés lo que despierta el suyo. Si queremos que la música y el aprendizaje instrumental pasen a formar parte de sus vidas, debemos ser los primeros en transmitirles nuestra ilusión.

Transmitir confianza

Los niños necesitan saber que confiamos en su potencial. La seguridad que depositamos en ellos es fundamental para que sientan que pueden lograrlo.

Fijar metas alcanzables

Suzuki decía “objetivos pequeños para gente pequeña”. Si marcamos metas muy difíciles que no sean abarcables para ellos, se sentirán frustrados. Es por eso que debemos fijar pequeñas metas que nos permitirán alcanzar una meta mayor.

Reconocer el esfuerzo

Es importante alentar a los niños haciéndoles ver que valoramos el esfuerzo que han hecho y que esforzarse ya es un triunfo, incluso aunque no hayan conseguido lo que se proponían en un primer momento. 

Elogiar triunfos y aceptar errores

Es fundamental que celebremos los momentos de triunfo ya que son la recompensa al esfuerzo realizado, pero también es importante que aceptemos los errores que se han cometido en el camino. Los niños no deben tener miedo a equivocarse porque es lo natural en cualquier proceso de aprendizaje. ¡De los errores se aprende!

Mostrar apoyo especialmente en los momentos difíciles

 En ocasiones, puede haber un estancamiento o alguna dificultad que se hace más cuesta arriba de lo normal y genera que el niño pueda frustrarse. En esos momentos es cuando más apoyo necesitan y más debemos hacerles saber que confiamos en ellos y que lo conseguirán con un poco de esfuerzo. Empatizar con ellos y contarles situaciones en las que nos ocurrió algo parecido les ayuda a superar los baches.

Disfrutar

El fin último que perseguimos es que los niños se diviertan con la música, la compartan con otros compañeros que toquen junto a ellos y disfruten interpretándola en público. Divirtámonos con el viaje que supone aprender. ¡Divirtámonos con la música!

Música e inglés… ¡Combinación perfecta!



Las profes de Little Musical Steps tenemos formación en varios idiomas y creemos que es fantástico poder compartirlo con nuestras familias en el aula. Nuestras clases son bilingües, alternando castellano e inglés, para que papás y mamás os sintáis a gusto sin necesidad de ningún nivel mínimo del idioma. ¡Vuestra participación en el aula es muy importante!

Se trata de ofrecer a los pequeños este otro estímulo distinto al musical y aprovechar esa etapa en la que absorben tan fácilmente. Según Barbara Zurer Pearson, autora de Raising a Bilingual Child, “después de tan sólo días de haber nacido, todos los bebés ya pueden diferenciar varios idiomas”. Además, el periodo óptimo para el aprendizaje de idiomas, según numerosos estudios, parece situarse entre el nacimiento y los tres años (justamente cuando un niño está aprendiendo su primera lengua). De hecho, lo aprenden también con facilidad y todavía como si fuese su lengua materna hasta los siete años de edad.

Cuando estamos inmersos en la actividad de la clase, el niño escucha, imita y siente el deseo de comunicarse también en inglés. Es bueno para ellos ver a un adulto de referencia (como su madre, padre o su profesora) hablar en dos idiomas indistintamente. De esta forma,  lo  entienden como algo normal y natural… Incluso, ¡hay momentos en que los niños prestan más atención por estar escuchando dos idiomas diferentes!

El biligüismo tiene muchas ventajas

César Ávila es catedrático de Psicología Básica de la Universitat Jaume I de Castellón e investigador del grupo de neuropsicología y neuroimagen funcional de Brainglot. Ha realizado un estudio en el que comprueba con técnicas de resonancia magnética qué pasa en el cerebro de personas bilingües y monolingües al realizar tareas que no son lingüísticas, sino de control ejecutivo y de atención. Ávila explica que “crecer en un entorno en el que se usan dos lenguas y has de cambiar constantemente de una a otra hace al cerebro más flexible al ambiente y otorga más capacidad de cambio cognitivo”.

El uso del inglés en nuestras clases no va a hacer bilingüe al alumno, pero estimula su oído y crea interés y predisposición por su parte para aprender esa segunda lengua. Las ventajas que conlleva hablar más de una lengua, además de las comunicativas, pueden ser muy numerosas: mayor creatividad en la resolución de problemas complejos, capacidad de pensamiento más flexible, mejora de la atención y apertura mental, mayor facilidad para aprender otros idiomas o incluso la creación de reservas cognitivas que retrasan la aparición de síntomas de demencia o de alzheimer… Let´s make music!

 

Cinco razones para aprender música con el método Suzuki

 

Hoy en día nos rodean múltiples metodologías educativas  y a menudo surgen dudas acerca de si serán adecuadas o qué nos ofrecen exactamente.

El método Suzuki surgió para la enseñanza de un instrumento musical, pensado para iniciarse desde una edad temprana y a través del cual se desarrolla al máximo el potencial de cada niño.

Os dejamos las que son, para nosotras, las cinco razones principales para iniciar a los niños en el aprendizaje instrumental a través del Método Suzuki:

1.Se adapta a cada niño

Se trata de una metodología personalizada, que se fundamenta sobre la idea de que el talento no es innato sino que se desarrolla. Debemos potenciar al máximo el talento de cada niño, teniendo en cuenta sus necesidades y respetando su ritmo de aprendizaje.

2. Forma parte del núcleo familiar

 Suzuki considera que somos producto de nuestro entorno, siendo el familiar el más inmediato y el que más influencia ejerce sobre los pequeños. En las clases Suzuki el padre o madre está presente, aprendiendo el instrumento junto al niño para luego poder ser el ayudante durante la práctica en casa.

3. Es un aprendizaje natural basado en la lengua materna

 Suzuki afirma que si todos los niños pueden aprender su lengua madre, también pueden aprender a tocar un instrumento si lo hacen de la misma manera. Esto significa que al igual que aprendemos primero a hablar y después a leer, con el instrumento ocurrirá lo mismo. En un inicio se enseña al niño a tocar a través de la escucha, imitación, repetición y memoria para posteriormente enseñarle a descifrar el lenguaje escrito de la música y que pueda leer partituras.

4. Fomenta el desarrollo social

 Los niños tienen una clase individual y otra colectiva cada semana. Esto implica que desde un inicio los niños comparten la música y el aprendizaje de su instrumento con otros alumnos. Esto es fundamental ya que no sólo es un punto de motivación importante, sino también un espacio en el que los alumnos aprenden a formar parte de un grupo, así como a compartir, respetar y colaborar.

5. Favorece el crecimiento personal

Suzuki habla constantemente de educar a los niños con amor y respeto. Para él la música será una futura herramienta muy valiosa si enseñamos a los niños a amarla y a crecer emocionalmente junto a ella desde un primer momento.

El objetivo de Suzuki no fue sólo enseñar música, sino a través de ella llegar a educar a la persona: “el carácter primero y después la música.” Su sueño fue que, a través de la música, pudiéramos crear un mundo mejor.

Si queréis ver cómo hacemos todo esto, podéis venir a conocernos y probar una clase sin compromiso en El Acebuche de Rivas  (Plaza Joan Miró, 6. Rivas-Vaciamadrid), reservando en info@littlemusicalsteps.com. ¡Os esperamos!

¿Por qué hacemos clase individual y grupal en Flauta Suzuki?

El Método Suzuki fue ideado para trabajar a través de clases tanto individuales como grupales, durante todas las etapas de aprendizaje del alumno.

Suzuki decía «hay padres que creen que la clase grupal es sólo un momento de diversión… Pero lo cierto es que lo que el alumno más disfruta es tocar en grupo. Cuando tocan con otros niños con un nivel superior, la influencia que reciben es enorme y el resultado en el aprendizaje es maravilloso».

Estas son algunas características y diferencias de nuestras clases de Flauta Suzuki:

Clase individual

  • Es el momento dedicado específicamente al alumno y sus necesidades de aprendizaje, participando únicamente niño, padre y profesor.
  • En ella se trabaja la técnica del instrumento: postura, sonido, piezas de estudio, etc.
  • El padre o madre recibe las explicaciones e instrucciones sobre el qué, por qué, cómo y cuánto de la práctica en casa.
  • Se refuerza el vínculo musical familiar trabajando juntos.
  • Suele tener menos duración que la clase grupal durante la primera etapa de aprendizaje del alumno, ya que supone una gran concentración por parte del niño.

Clase grupal

  • Tener un repertorio en común hace posible que los alumnos toquen juntos desde el comienzo de su aprendizaje, reforzando todos los conceptos que aprenden en la clase individual.
  • Los niños aprenden a relacionarse y conocen a otros alumnos que tocan su mismo instrumento y canciones, se sienten parte de algo y se ilusionan por practicar y compartirlo con sus compañeros.
  • La simple experiencia en grupo les motiva, ¡les encanta repetir lo que ven hacer a otros niños! Y a su vez aprenden a esperar su turno y escuchar a los compañeros.
  • En esta clase pueden aprender y enseñar, siendo los mayores el ejemplo para los más pequeños. A lo largo de su aprendizaje, van desarrollando diversos roles según crecen y entran en el grupo compañeros nuevos.
  • Escuchar a los demás es la mejor manera de repasar las canciones que ya se saben o escuchar nuevas a las que todavía no han llegado, trabajando en el respeto y reconocimiento del trabajo y esfuerzo de los demás.
  • ¡Tocar con los demás es lo más divertido para cualquier músico! La mejor recompensa al esfuerzo y trabajo individual.