“Mamá, ¡hoy tenemos concierto!”

Qué emocionados esperan nuestros pequeños alumnos los días de concierto. Y es que, desde el principio de su aprendizaje del instrumento, esta es una parte más de su vivencia musical.

En un primer momento, puede resultar extraño imaginarse a niños de tres años sobre el escenario, pero hay muchas razones por la que esto no sólo es posible, sino que es positivo y necesario en el proceso de aprendizaje:

Sienten que forman parte de un equipo en el que todos son importantes

Tanto si son capaces de tocar piezas difíciles como si apenas pueden tocar una nota con el instrumento, los niños sienten que forman parte del fenómeno musical. Los más pequeños se encuentran arropados por los mayores y los más avanzados utilizan todo su potencial para ayudar a los pequeños.

Disfrutan del escenario

Cuando los niños empiezan desde pequeños a dar conciertos en grupo, estar sobre el escenario se convierte en algo natural. Les va dando la confianza necesaria para en un futuro poder dar conciertos a solo y cada vez más largos. Aunque depende mucho de su personalidad, la mayoría de nuestros alumnos están deseando actuar y conciben el concierto como algo positivo y natural para ellos, recompensa a su esfuerzo y práctica del instrumento.

Entienden que lo más bonito de aprender música es poder compartirla

El aprendizaje de las clases colectivas tiene una guinda final perfecta en los conciertos, pues allí no sólo comparten la música con sus compañeros, sino también con el público, al que se la ofrecen juntos.

A partir del momento en que los alumnos pueden tocar alguna canción completa con todas las notas y la tienen bien interiorizada, también empiezan a dar conciertos individuales. Gracias a que hemos generado el hábito de subirse al escenario con el grupo y a haber visto a los más mayores dar sus conciertos a solo, este paso se da de manera natural. Es importante no forzar a los niños a hacerlo y por ello siempre les ofrecemos la posibilidad de tocar con ellos para que se sientan arropados por la profesora o sus padres.

Desarrollan responsabilidad y autonomía

Cada concierto supone un objetivo concreto que empezamos a preparar con tiempo e ilusión. Los niños se preparan tocando su pieza de concierto en clase para los compañeros, en casa para su familia, etc., practicando su intervención en lugares que les son muy familiares. Aprenden a ser los protagonistas por un día y disfrutar de ello.

Los conciertos son los momentos mágicos para los que todos los músicos se preparan. Son el fin último del trabajo, la recompensa al tiempo dedicado a cada pieza. Poder hacer partícipes a los niños de esa magia es enseñarles el verdadero motivo por el que la música es tan especial.

¿Para qué sirve la música durante el embarazo?

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Poner música y cantar a nuestro bebé durante el embarazo tiene muchas ventajas, tanto antes como después de su nacimiento.

Durante los largos nueve meses de embarazo, nos sirve para comunicarnos con él. No le podemos ver, ni tocar, ¡pero nos escucha! Podemos usar nuestra voz para hablarle y cantarle, haciendo que sea su vínculo con el mundo exterior. Las voces de mamá, papá, hermanos u otras personas cercanas son las preferidas por el bebé, para él no hay mejores cantantes…

Por otra parte, la música es un canal de emociones que otorga bienestar a la madre embarazada en su proceso de cambio. Cuando la mamá se siente bien escuchando determinada música que le gusta, del tipo que sea, genera endorfinas y una sensación positiva y de tranquilidad que el bebé recibe y disfruta. Da igual el estilo musical que escojamos, no tiene por qué ser música clásica (aunque está estudiado que la música del Barroco y del Clasicismo tiene efectos muy positivos en los bebés), siempre evitando tendencias que puedan ser auditivamente algo agresivas como, por ejemplo, el Techno o el Hard Rock.

Una vez el bebé haya nacido, podremos ponerle esa música que utilizamos durante el embarazo o cantarle las mismas canciones que usamos, ya que todo aquello que ha escuchado estando en el vientre materno, le hará sentir genial. Por ejemplo, los latidos del corazón de mamá, cuando esté colocado lo suficientemente cerca para escucharlos, le harán sentir seguro.

También podemos usar la música para sus rutinas, como las más importantes de dormir, comer, bañarse… Las presentamos con melodías o ritmos que le hemos regalado ya desde antes de nacer, de forma que reaccionará con más entusiasmo e interés hacia las actividades. Aquella música que calmaba a la mamá durante el embarazo también le afectaba a él y ahora podrá volver a ayudarle a relajarse y dormir.

A nuestras clases de bebés vienen algunas mamás que están embarazadas, y observamos las mismas respuestas. Cuando los pequeños nacen y se incorporan al grupo de la clase son normalmente los que más involucrados y motivados están. Ya conocen las canciones, el timbre de la flauta travesera o el piano, la voz y entonación de su mamá y hermano o hermana e incluso de la profe… Están muy predispuestos y, a la vez que distrutan al máximo, suelen también avanzar bastante rápido musicalmente.  

Además de la parte emocional, la música también se usa con fines médicos: por ejemplo, se puede utilizar en niños que cerca del momento de nacer no tienen cabeza en el vientre bajo para conseguir que se coloquen mejor, o en bebés prematuros que necesitan especiales cuidados y atenciones para desarrollarse.

¿Cómo ayuda la música al desarrollo de la psicomotricidad?


El término psicomotricidad hace referencia al dominio del cuerpo. Si hablamos de acciones más generales que se realizan con todo el cuerpo, estamos ante la psicomotricidad gruesa. Cuando  hablamos de acciones más precisas con coordinación de las manos y la vista, nos encontramos ante la psicomotricidad fina.

En la clase de música trabajamos ambas, asociando el movimiento del cuerpo a la música y realizando movimientos cada vez más complejos de forma que los niños vayan adquiriendo destreza manual progresivamente (también importante en el futuro aprendizaje del instrumento)  y teniendo un mayor dominio sobre su cuerpo en todos los aspectos.

Psicomotricidad gruesa

 Es la más empleada en las clases de bebés en un principio, puesto que los primeros pasos que deben dar los pequeños en este ámbito estará relacionado con el control de su cuerpo a nivel más general. Se trabaja el movimiento de los brazos y las piernas, el equilibrio, la coordinación de las extremidades, etc. También se trabaja la manipulación de objetos como pañuelos, globos, pelotas, vasos de plástico, plumas y por supuesto la pequeña percusión.

Todo esto lo asociamos a patrones rítmicos, melodías, velocidad de la música o estructura de la misma. De esta manera, además de la psicomotricidad, trabajamos el desarrollo del oído . Los niños disfrutan asociando música a movimiento, aprendiendo sin darse cuenta a distinguir patrones y estructuras musicales mientras su destreza aumenta.

Psicomotricidad fina

Se refiere a todas las actividades o acciones que realizamos específicamente con las manos. Es fundamental en el desarrollo de las habilidades, por lo que es importante estimularla. En nuestras clases realizamos una gran cantidad de juegos de dedos. En una primera fase, cuando los bebés son muy pequeños, estos juegos de dedos los realiza el padre o madre para que el niño lo vea y quiera imitarlo. Es una primera etapa de la estimulación que le llevará a la fase siguiente en la que empezará a poder realizar esos movimientos por sí mismo. Poco a poco los niños serán capaces de ir independizando los dedos y de realizar movimientos más complejos, precisos y veloces, que se verán especialmente reforzados con las clases de instrumento.

Música y psicomotricidad conforman un tandem perfecto con la diversión como base, de forma que los niños aprenden disfrutando semana tras semana, reforzando los movimientos y destrezas que tan útiles les serán en su día a día.

¡Los alumnos Suzuki también leen partituras!

Algunas personas que no conocen el Método Suzuki afirman que los niños que aprenden a través de él no leen partituras… Nada más lejos de la realidad. ¿Quizás se han topado con niños que, en su aprendizaje Suzuki, todavía no habían llegado a esa etapa?

aprendemos de oído

Los alumnos Suzuki aprenden de oído, imitando a su profesor y madre o padre que viene con ellos a clase, exactamente de la misma manera en que se aprende la lengua materna. ¿Acaso las personas leemos antes de aprender a hablar? ¿Cómo puede entonces un niño aprender a leer música si aún no “habla ese idioma”?

Al aprender de oído y de forma natural, los niños entienden la música como un lenguaje más, se comunican a través de él y asimilan cómo ejecutarlo en su instrumento. Después de ello, es cuestión de ponerle nombre y simbología a lo que ya es familiar para ellos. Encontramos en la partitura las notas de la escala, los ritmos que tocan o simplemente indicaciones de dónde respirar.

¿cuándo introducimos la lectura?

Esto no significa que llegue toda la información de golpe en el momento en que damos el paso. Los alumnos se familiarizan poco a poco con los símbolos de la escritura musical, desde incluso antes de comenzar con las clases de instrumento. Ya en las clases de iniciación musical se presentan algunos símbolos y se juega con ellos. Por ejemplo, los interpretamos con la voz o el instrumento, para ir entendiendo que cada dibujo tiene su consecuencia sonora.

Es el profesor Suzuki quien toma la decisión de cuándo empezar a trabajar la lectura del pentagrama. Esto suele suceder en torno a los seis años de edad del alumno, aunque, siendo cada niño diferente, dependerá de su aprendizaje y desarrollo. Nosotras solemos utilizar la partitura ya de forma habitual con los alumnos a partir de la tercera parte del libro 1 de Flauta Suzuki. En este momento empiezan a tocar piezas con mayor valor musical y complejidad técnica.

una nueva etapa

Este nuevo reto supone una fase de cambios y al principio acarrea dificultades para el niño, al que le resulta más fácil seguir tocando de memoria y sin leer. Pero, con algunos juegos para habituarnos al pentagrama (incluso aplicaciones para tablets o juegos de ordenador), un poco de paciencia y constancia, lo consiguen y con mucho éxito.

Lograrlo aumenta su autoestima y por supuesto se sienten mucho más capaces también musicalmente, ya que se les abre todo un mundo de literatura musical a sus pies. A partir de ese momento lo combinaremos con nuestra forma habitual de trabajo, manteniendo el trabajo de memoria (ahora también aprenderán rápidamente de memoria las partituras que lean) y de oído con el profesor, unas habilidades fantásticas que hemos desarrollado para siempre al comenzar el aprendizaje desde tan pequeños y que el alumno podrá usar dentro y fuera del aula, en la música y en su vida en general.

 

La motivación como motor para el aprendizaje

 

No es que yo sea muy inteligente, es que persevero más tiempo. Albert Einstein

¿Podríamos considerar entonces que éxito y perseverancia van de la mano? En el aprendizaje musical debemos ser constantes para lograr avanzar y sentir que vamos dando pasos hacia nuestro próximo objetivo.

El motor que nos ayuda a continuar esforzándonos en conseguir algo es la motivación. Es un motor que hay que alimentar constantemente para que no deje de funcionar y que nos va a permitir continuar progresando. En el aprendizaje instrumental de los pequeños este motor es importantísimo y somos los padres y profesores los que debemos contribuir a que esté presente en nuestras clases y durante el estudio en casa. 

La motivación es verdaderamente el secreto para ayudar a los niños a desarrollar su potencial al máximo. Os dejamos algunos consejos para fomentar la motivación en los peques:

Mostrar interés por el instrumento

Los niños captan la emoción  con la que hacemos algo y es nuestro interés lo que despierta el suyo. Si queremos que la música y el aprendizaje instrumental pasen a formar parte de sus vidas, debemos ser los primeros en transmitirles nuestra ilusión.

Transmitir confianza

Los niños necesitan saber que confiamos en su potencial. La seguridad que depositamos en ellos es fundamental para que sientan que pueden lograrlo.

Fijar metas alcanzables

Suzuki decía “objetivos pequeños para gente pequeña”. Si marcamos metas muy difíciles que no sean abarcables para ellos, se sentirán frustrados. Es por eso que debemos fijar pequeñas metas que nos permitirán alcanzar una meta mayor.

Reconocer el esfuerzo

Es importante alentar a los niños haciéndoles ver que valoramos el esfuerzo que han hecho y que esforzarse ya es un triunfo, incluso aunque no hayan conseguido lo que se proponían en un primer momento. 

Elogiar triunfos y aceptar errores

Es fundamental que celebremos los momentos de triunfo ya que son la recompensa al esfuerzo realizado, pero también es importante que aceptemos los errores que se han cometido en el camino. Los niños no deben tener miedo a equivocarse porque es lo natural en cualquier proceso de aprendizaje. ¡De los errores se aprende!

Mostrar apoyo especialmente en los momentos difíciles

 En ocasiones, puede haber un estancamiento o alguna dificultad que se hace más cuesta arriba de lo normal y genera que el niño pueda frustrarse. En esos momentos es cuando más apoyo necesitan y más debemos hacerles saber que confiamos en ellos y que lo conseguirán con un poco de esfuerzo. Empatizar con ellos y contarles situaciones en las que nos ocurrió algo parecido les ayuda a superar los baches.

Disfrutar

El fin último que perseguimos es que los niños se diviertan con la música, la compartan con otros compañeros que toquen junto a ellos y disfruten interpretándola en público. Divirtámonos con el viaje que supone aprender. ¡Divirtámonos con la música!

Música e inglés… ¡Combinación perfecta!



Las profes de Little Musical Steps tenemos formación en varios idiomas y creemos que es fantástico poder compartirlo con nuestras familias en el aula. Nuestras clases son bilingües, alternando castellano e inglés, para que papás y mamás os sintáis a gusto sin necesidad de ningún nivel mínimo del idioma. ¡Vuestra participación en el aula es muy importante!

Se trata de ofrecer a los pequeños este otro estímulo distinto al musical y aprovechar esa etapa en la que absorben tan fácilmente. Según Barbara Zurer Pearson, autora de Raising a Bilingual Child, “después de tan sólo días de haber nacido, todos los bebés ya pueden diferenciar varios idiomas”. Además, el periodo óptimo para el aprendizaje de idiomas, según numerosos estudios, parece situarse entre el nacimiento y los tres años (justamente cuando un niño está aprendiendo su primera lengua). De hecho, lo aprenden también con facilidad y todavía como si fuese su lengua materna hasta los siete años de edad.

Cuando estamos inmersos en la actividad de la clase, el niño escucha, imita y siente el deseo de comunicarse también en inglés. Es bueno para ellos ver a un adulto de referencia (como su madre, padre o su profesora) hablar en dos idiomas indistintamente. De esta forma,  lo  entienden como algo normal y natural… Incluso, ¡hay momentos en que los niños prestan más atención por estar escuchando dos idiomas diferentes!

El biligüismo tiene muchas ventajas

César Ávila es catedrático de Psicología Básica de la Universitat Jaume I de Castellón e investigador del grupo de neuropsicología y neuroimagen funcional de Brainglot. Ha realizado un estudio en el que comprueba con técnicas de resonancia magnética qué pasa en el cerebro de personas bilingües y monolingües al realizar tareas que no son lingüísticas, sino de control ejecutivo y de atención. Ávila explica que “crecer en un entorno en el que se usan dos lenguas y has de cambiar constantemente de una a otra hace al cerebro más flexible al ambiente y otorga más capacidad de cambio cognitivo”.

El uso del inglés en nuestras clases no va a hacer bilingüe al alumno, pero estimula su oído y crea interés y predisposición por su parte para aprender esa segunda lengua. Las ventajas que conlleva hablar más de una lengua, además de las comunicativas, pueden ser muy numerosas: mayor creatividad en la resolución de problemas complejos, capacidad de pensamiento más flexible, mejora de la atención y apertura mental, mayor facilidad para aprender otros idiomas o incluso la creación de reservas cognitivas que retrasan la aparición de síntomas de demencia o de alzheimer… Let´s make music!

 

Cinco razones para aprender música con el método Suzuki

 

Hoy en día nos rodean múltiples metodologías educativas  y a menudo surgen dudas acerca de si serán adecuadas o qué nos ofrecen exactamente.

El método Suzuki surgió para la enseñanza de un instrumento musical, pensado para iniciarse desde una edad temprana y a través del cual se desarrolla al máximo el potencial de cada niño.

Os dejamos las que son, para nosotras, las cinco razones principales para iniciar a los niños en el aprendizaje instrumental a través del Método Suzuki:

1.Se adapta a cada niño

Se trata de una metodología personalizada, que se fundamenta sobre la idea de que el talento no es innato sino que se desarrolla. Debemos potenciar al máximo el talento de cada niño, teniendo en cuenta sus necesidades y respetando su ritmo de aprendizaje.

2. Forma parte del núcleo familiar

 Suzuki considera que somos producto de nuestro entorno, siendo el familiar el más inmediato y el que más influencia ejerce sobre los pequeños. En las clases Suzuki el padre o madre está presente, aprendiendo el instrumento junto al niño para luego poder ser el ayudante durante la práctica en casa.

3. Es un aprendizaje natural basado en la lengua materna

 Suzuki afirma que si todos los niños pueden aprender su lengua madre, también pueden aprender a tocar un instrumento si lo hacen de la misma manera. Esto significa que al igual que aprendemos primero a hablar y después a leer, con el instrumento ocurrirá lo mismo. En un inicio se enseña al niño a tocar a través de la escucha, imitación, repetición y memoria para posteriormente enseñarle a descifrar el lenguaje escrito de la música y que pueda leer partituras.

4. Fomenta el desarrollo social

 Los niños tienen una clase individual y otra colectiva cada semana. Esto implica que desde un inicio los niños comparten la música y el aprendizaje de su instrumento con otros alumnos. Esto es fundamental ya que no sólo es un punto de motivación importante, sino también un espacio en el que los alumnos aprenden a formar parte de un grupo, así como a compartir, respetar y colaborar.

5. Favorece el crecimiento personal

Suzuki habla constantemente de educar a los niños con amor y respeto. Para él la música será una futura herramienta muy valiosa si enseñamos a los niños a amarla y a crecer emocionalmente junto a ella desde un primer momento.

El objetivo de Suzuki no fue sólo enseñar música, sino a través de ella llegar a educar a la persona: “el carácter primero y después la música.” Su sueño fue que, a través de la música, pudiéramos crear un mundo mejor.

Si queréis ver cómo hacemos todo esto, podéis venir a conocernos y probar una clase sin compromiso en El Acebuche de Rivas  (Plaza Joan Miró, 6. Rivas-Vaciamadrid), reservando en info@littlemusicalsteps.com. ¡Os esperamos!

¿Por qué hacemos clase individual y grupal en Flauta Suzuki?

El Método Suzuki fue ideado para trabajar a través de clases tanto individuales como grupales, durante todas las etapas de aprendizaje del alumno.

Suzuki decía «hay padres que creen que la clase grupal es sólo un momento de diversión… Pero lo cierto es que lo que el alumno más disfruta es tocar en grupo. Cuando tocan con otros niños con un nivel superior, la influencia que reciben es enorme y el resultado en el aprendizaje es maravilloso».

Estas son algunas características y diferencias de nuestras clases de Flauta Suzuki:

Clase individual

  • Es el momento dedicado específicamente al alumno y sus necesidades de aprendizaje, participando únicamente niño, padre y profesor.
  • En ella se trabaja la técnica del instrumento: postura, sonido, piezas de estudio, etc.
  • El padre o madre recibe las explicaciones e instrucciones sobre el qué, por qué, cómo y cuánto de la práctica en casa.
  • Se refuerza el vínculo musical familiar trabajando juntos.
  • Suele tener menos duración que la clase grupal durante la primera etapa de aprendizaje del alumno, ya que supone una gran concentración por parte del niño.

Clase grupal

  • Tener un repertorio en común hace posible que los alumnos toquen juntos desde el comienzo de su aprendizaje, reforzando todos los conceptos que aprenden en la clase individual.
  • Los niños aprenden a relacionarse y conocen a otros alumnos que tocan su mismo instrumento y canciones, se sienten parte de algo y se ilusionan por practicar y compartirlo con sus compañeros.
  • La simple experiencia en grupo les motiva, ¡les encanta repetir lo que ven hacer a otros niños! Y a su vez aprenden a esperar su turno y escuchar a los compañeros.
  • En esta clase pueden aprender y enseñar, siendo los mayores el ejemplo para los más pequeños. A lo largo de su aprendizaje, van desarrollando diversos roles según crecen y entran en el grupo compañeros nuevos.
  • Escuchar a los demás es la mejor manera de repasar las canciones que ya se saben o escuchar nuevas a las que todavía no han llegado, trabajando en el respeto y reconocimiento del trabajo y esfuerzo de los demás.
  • ¡Tocar con los demás es lo más divertido para cualquier músico! La mejor recompensa al esfuerzo y trabajo individual.

La percusión, el momento estrella en las clases de bebés

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Sabemos que los niños desde bebés disfrutan con la pequeña percusión y es uno de los momentos estrella de nuestras clases de estimulación musical temprana. Maracas, tambores, xilófonos y cascabeles tienen mucho éxito entre nuestro joven público, ¡y es que no les faltan motivos para ello!  

Experimentación y psicomotricidad

Este tipo de percusión es una manera sencilla de producir sonidos con timbres diferentes. Tan solo moviendo sus brazos consiguen hacer sonar los instrumentos y escuchar los diferentes sonidos que producen. Esto estimula su deseo de experimentar con los objetos que les presentamos y de esta manera no sólo sienten la necesidad de descubrir por ellos mismos, sino que además estamos fomentando su desarrollo motriz y su coordinación. Poco a poco vemos cómo su destreza manual va aumentando y aprenden a manipular los instrumentos con mayor facilidad y controlando mejor sus movimientos.

Ritmo y disfrute

En todas nuestras clases empleamos estos instrumentos ya sea a través del descubrimiento libre o guiando a los pequeños siguiendo el pulso de una canción, realizando diversos patrones rítmicos o marcando la cadencia interna del lenguaje en un poema. Esto fomenta el desarrollo de su ritmo interno, creando una base fundamental en su aprendizaje musical.

Siempre se proporciona un instrumento al niño y otro al acompañante, puesto que el movimiento que realizan los pequeños con el instrumento debe de ser libre y no controlado por un adulto. Al principio nos parece que el niño no es capaz de reproducir nuestros ritmos, pero poco a poco llegarán a interpretarlos perfectamente. Es importante que respetemos su ritmo de aprendizaje y les permitamos disfrutar con el proceso y no sólo con el resultado.

Comunicación y escucha

Sería positivo que en casa tuviérais algún instrumento de percusión para ellos, siempre teniendo cuidado con los materiales de los que están fabricados y con las posibles piezas pequeñas como en el caso de los cascabeles, que deben de tocarlos siempre bajo vuestra supervisión. Esto es un complemento perfecto para las clases, en las que además crean música en conjunto, funcionando como un grupo que colabora para interpretar los ritmos a la vez, fomentando la escucha entre los niños y aprendiendo a compartir con los demás.

La percusión es una de las formas de música más primitivas de la civilización que contribuye a la comunicación no verbal y permite a los niños tener una vía más de expresión vinculada a la música… ¡Nos encanta!

Algunas virtudes y ventajas de la Flauta Travesera

IMG_3621El Método Suzuki fue creado por Shinichi Suzuki a mediados del siglo XX para la enseñanza del violín a niños desde la edad temprana. Desde entonces se ha adaptado y sigue adaptándose para el aprendizaje de otros instrumentos tanto de cuerda como de viento: viola, violoncello, contrabajo, arpa, guitarra, piano, trompeta, clarinete, flauta… En el caso de este último, fue el propio Suzuki quien pidió a Takahashi, flautista japonés, que adaptara el método para la enseñanza de la Flauta Travesera.

Las profesoras de Little Musical Steps somos flautistas que enseñamos nuestro instrumento a través del Método Suzuki y os queremos contar algunas de sus virtudes y ventajas:

  1. Ofrece infinidad de posibilidades musicales en agrupaciones y estilos de música y su repertorio es riquísimo: la literatura de la flauta abarca todas las épocas de la historia de la música y todo tipo de estilos, desde el clásico hasta el jazz, pasando por flamenco o salsa… Además, los flautistas podemos hacer música a solo, a dúo, en grupo de cámara, en banda, en orquesta sinfónica, etc. ¡No nos perdemos una!
  1. No pesa ni ocupa mucho y se transporta fácilmente: incluso la flauta travesera de adulto cabe perfectamente en una mochila corriente o un bolso grande. Afortunadamente, no nos acarrea dolores de espalda ni asientos extra en los aviones.
  1. Es un instrumento barato, sobre todo durante la etapa de estudiante: ¡los pífanos
    de plástico con los que comienzan los alumnos Suzuki en los primeros años cuestan sólo 9€ y las primeras flautas traveseras del alumno pueden rondar los 150€!
  1. Es uno de los instrumentos de nuestros orígenes: la flauta nació de un hueso de animal al que algún ser humano decidió hacer agujeros para conseguir diferentes sonidos al soplar a través de su interior… Lo llevamos dentro, es natural.
  1. Además de la belleza de su sonido una vez alcanzada cierta técnica, la flauta travesera tiene un timbre agradable desde el comienzo del aprendizaje del alumno, resulta fácil y dulce de escuchar desde la primera clase. ¿Será por aquello que dicen de que se asemeja a la voz humana?