Aprende música jugando

Jugar es una de las actividades más importantes para los niños. Es su forma de aprender, de comunicarse, de relacionarse con el mundo que les rodea. No sólo es una herramienta que les va a permitir explorar sus posibilidades, sino que además es su mejor aliado para desarrollar la imaginación, la creatividad y para estimular sus sentidos y habilidades sociales. Podríamos decir que el juego es su principal lenguaje y la mejor actividad que podemos compartir con ellos para ayudarles en su desarrollo.

En nuestras clases, el juego está siempre presente. Tanto en las clases de bebés como en las de flauta travesera, los niños interiorizan diversos aspectos musicales a través del juego. De esta manera irán desarrollando de forma natural, aspectos tan importantes para su día a día como la cooperación o la psicomotricidad entre otros.

Os dejamos algunos ejemplos de juegos que os podéis encontrar si venís a nuestras clases con vuestros pequeños:

«Bailando con pañuelos»   

La audición es una de las partes más creativas y mágicas de nuestras clases.

Escuchar piezas de música clásica de forma activa nos ofrece miles de posibilidades y una de las que más gusta a los pequeños es el baile con pañuelos. Realizamos movimientos acordes a la música que suena, balanceándolos, lanzándolos por el aire o dejándolos caer lentamente en el suelo. Esto potencia la imaginación de los niños, la sensibilidad hacia la música y les encanta poder manipular los pañuelos y ver cómo se mueven a su alrededor creando un momento mágico lleno de colores.

«Cantando con deditos»

En nuestras clases cantamos constantemente. A los peques les encanta escuchar a sus papás y mamás cantar y eso fomenta su desarrollo del habla. Aprenden vocabulario, se hacen a la cadencia del lenguaje y  su oído se agudiza. Todo esto lo hacemos tanto en inglés como en castellano, de manera que se familiarizan con los dos idiomas de forma natural.

Cuando cantamos, aprovechamos para desarrollar también otras habilidades, como pueden ser las de la psicomotricidad fina. Cantamos convirtiendo nuestros dedos en gusanitos que suben y bajan siguiendo las frases musicales o se juntan los dedos de las dos manos dándose besitos con un ritmo que acompañe a la canción.

Si tu peque tiene entre seis meses y 3 años no dudes en probar una clase de Baby Music, y si tiene más de tres años, te animamos a que pruebes una clase de Flauta travesera de método Suzuki. Puedes preguntar por nuestros horarios de prueba disponibles en info@littlemusicalsteps.com ¿Te vienes a conocernos?

La postura del flautista, ¡qué importante!



¿Cuál es la postura adecuada para tocar la flauta?

Nos basamos en las ideas de la Técnica Alexander, valiosa no sólo para la actividad musical sino para toda nuestra vida diaria. Estas son algunas direcciones que podemos recordarnos al tocar la flauta o para ayudar a nuestros peques:

  • Cabeza y cuello hacia arriba, creando espacio en la garganta y en la boca.
  • Espalda y pecho erguidos, abriendo nuestra caja torácica.
  • Brazos despegados del cuerpo, buscando longitud.
  • Muñecas en línea recta desde el codo hasta la mano.
  • Manos y dedos redondos y relajados.

¿Cómo lo trabajamos con niños desde tres años?

Debemos hacer hincapié en la postura desde el primer momento en que los niños aprenden el instrumento, de forma que, a través de juegos, quede asentada sin esfuerzo y podamos evitar en el futuro tener que luchar contra posiciones perjudiciales que el cuerpo haya podido memorizar y automatizar.

Alexander explicaba que en nuestros primeros años de vida hacemos un buen uso de nuestro cuerpo y, con el paso del tiempo, lo perdemos. Nuestros peques ya saben cómo colocarse correctamente, ¡podemos aprender mucho de ellos observándolos! Por ello, en clase de flauta sólo tenemos que recordárselo o guiarles al usar el instrumento.

Estos son algunos de nuestros juegos para conseguirlo:

  • Agarramos pelotas de goma en la palma de las manos y con esa sensación ¡nos inventamos unas cuevas para que unos duendecillos puedan venir a dormir!
  • Nuestras manos y brazos se convierten en unas jirafas, que con sus cuellos bien largos suben y bajan a comer…
  • Carrera de arañas: nuestros dedos son sus patitas redondeadas y corren a toda velocidad por la flauta.
  • Practicamos una «preparación para tocar» en cinco pasos, siendo los dos primeros la apertura de los pies (la boca del cocodrilo) y de las piernas, y terminando con nuestros tres puntos de apoyo en la flauta (boca y ambas manos).
  • Cuando se nos olvida luchar contra la gravedad… ¡Nos convertimos en altivos príncipes y princesas!
  • Si nuestra flauta tiende a inclinarse hacia el suelo, nos ayudamos de lápices: los metemos en el extremo de la flauta y seguimos tocando, ¡sin que se caiga!

¿Por qué es tan importante la postura para todo músico?

  • Necesitamos hacer el mejor uso posible de nuestro cuerpo para conseguir el mejor sonido de nuestro instrumento. En el caso de los flautistas, ¡el espacio que creamos en nuestro cuerpo es además la caja de resonancia!
  • Debemos prevenir lesiones: mantenemos posturas «antinaturales» durante muchas horas.
  • Nos ayuda también psicológicamente para conservar una presencia y actitud positivas cuando subimos al escenario.

 

¿Qué papel tiene tu hijo en el grupo?

En nuestras clases de Método Suzuki, alumnos de distintas edades, y niveles comparten semanalmente una clase grupal en la que aprenden unos de otros y hacen música en equipo. Los grupos pueden tener características muy diferentes y en grupos muy homogéneos en los que todos los alumnos tienen un nivel de iniciación, los roles diferenciados tardan más en aparecer. ¿Quieres saber qué papel tiene tu hijo en el grupo? Os presentamos los tres roles principales

«El observador»

En un inicio, los pequeños aprenden del resto. Se unen al grupo y participan de todas las actividades adaptadas a su nivel. Acompañan las melodías del resto con palmas, instrumentos de percusión, soplando botellas o sujetando sus flautas, absorbiendo todo lo que hacen sus compañeros y queriendo imitarles. Es importante que les invitemos a participar de las actividades para que sientan que empiezan a formar parte del conjunto y aprendan a trabajar en equipo.

«El colaborador»

Según pasa el tiempo y va habiendo nuevas incorporaciones en el grupo, se produce un cambio de rol. Ahora siguen aprendiendo de los más mayores, pero pasan a ser el ejemplo de los más pequeños. Sienten que pueden ayudar a otros compañeros y comienzan a ser conscientes de todo lo que han avanzado. Es un momento importante para ellos puesto que empiezan a asumir pequeñas responsabilidades en el grupo.

«El responsable»

En este momento son los que más saben en el grupo y asumen un rol de liderazgo en el que la paciencia juega un papel fundamental. Aprenden a empatizar con los alumnos que están en otras fases de aprendizaje más elementales y son el ejemplo del grupo, dando incluso algún pequeño concierto en clase para los demás compañeros.

Todas estas fases son necesarias para los niños. Es fundamental para su aprendizaje poder ir representando los diferentes papeles y poder asimilar las nuevas situaciones. Formar parte de un grupo en el que desempeñan diversas funciones a medida que pasan los años es muy enriquecedor.

Algunos roles los van a asimilar mejor que otros ya que cada niño tiene una personalidad diferente. Por eso padres y profesores debemos ayudarles a entender cómo su papel cambia porque el grupo también cambia.

Todo esto contribuye a que los niños aprendan a adaptarse a las nuevas circunstancias. Potencia aptitudes y actitudes que deben experimentar para enriquecerse como músicos y sobre todo como personas.

Sapiens, un nuevo espacio para hacer felices a los niños gracias a la música

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Laura Dudley en el aula para bebés de Sapiens

Sabías que ya desde el vientre materno tu bebé es capaz de responder a estímulos musicales? Increíble, ¿verdad? Tu recién nacido será capaz de reconocer melodías mucho antes que palabras. La música es simplemente maravillosa… Ya nuestras abuelas, con sus canciones de cuna transmitidas de generación en generación creaban, sin saberlo, esa sensibilidad musical, fomentaban ese vínculo especial con la música.

La música hace felices a los niños y cuanto antes empiecen mejor. Los bebés son receptivos a los estímulos musicales: reconocen melodías, timbres de instrumentos o voces y ritmos, incluso son capaces de hacer sonar en grupo los instrumentos de percusión. ¡Fascinante!

Además de pasarlo bien mientras aprenden, la música también consigue que se creen ciertas conexiones neuronales necesarias para su desarrollo cognitivo en sus primeros años: el habla y la comprensión lingüística a través de las canciones, el razonamiento espacio-temporal por los patrones y estructura de la música, habilidades sociales al crear música en conjunto, habilidades motrices y de coordinación en la ejecución de ritmos o bailes… Y, por supuesto, la música hace también que se desarrollen profundamente habilidades auditivas, de atención, de memoria, y aspectos como la autoestima, la creatividad, la disciplina o incluso la paciencia.

En nuestras clases buscamos un ambiente distendido y familiar, en el que grandes y pequeños nos encontremos a gusto para sacarle el máximo partido a la actividad. Compartimos momentos cantando, reconociendo melodías, ejercitando nuestros dedos y manos, tocando percusión, teatralizando música… Nos gusta que los niños participen y se sientan parte del grupo, por lo que trabajamos los turnos y, una vez pueden hablar, toman decisiones y hacen la clase: «¿qué color cantamos hoy?», «¿nos apetece entonar antes la escala o el arpegio?»

Las mamás y papás son fundamentales en todo momento, son el apoyo y estímulo que el niño necesita para la clase y para llevar la música al día a día. Nuestras clases son bilingües (castellano-inglés), pero no es necesario ningún conocimiento previo del idioma  por parte del niño o el adulto.

A partir de ahora tenemos una nueva aula donde poder desarrollar todas estas actividades. Nos encantará que nos visites en Sapiens, donde estaremos todos los martes a las 17:00 y a las 18:00 horas. Si tu peque tiene entre 0 y 3 años no dudes en probar una clase. Tenemos grupos acordes a su edad y tú podrás disfrutar viendo a tu hij@ desarrollar esa habilidad innata que todos tenemos. ¿Te vienes a conocernos?

Sapiens: Calle Mártires Concepcionistas 12, Madrid. Metro Manuel Becerra/Goya.

 

Música en bebés prematuros

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Cada día son más numerosos los estudios acerca de los beneficios de la música utilizada como terapia. En los últimos años, una de las investigaciones que ha ido cobrando fuerza es la relacionada con los bebés prematuros. Aunque nosotras no somos expertas en la aplicación musical en estos pequeños, nos ha parecido muy interesante poder ahondar un poco  y compartir con vosotros lo que hemos ido descubriendo a través de diversas fuentes.

Los estudios parecen coincidir en que la música es un potente transmisor de emociones que ayuda a paliar el estrés que supone el haber salido antes de tiempo del ambiente protector del vientre materno. De esta manera, los bebés se calman, el sueño se estabiliza, comen mejor y su tiempo internados se reduce.  Como se indica en un estudio de la BBC «.Los investigadores -que publican los detalles del estudio en Archives of Disease in Childhood (Archivos de Enfermedades Infantiles)- afirman que la música parece tener también efectos beneficiosos en aspectos fisiológicos como ritmo cardíaco y respiratorio» De esta manera, la música también contribuye a reducir el ritmo cardíaco y a mejorar los niveles de saturación de oxígeno.

Se han realizado pruebas tanto con música grabada como con música en directo (nunca por encima de 70 decibelios). El tipo de música utilizada no ha sido sólo música clásica, sino también distintas canciones de cuna de las que tanto os hablamos nosotras. En ocasiones, esta música la combinan con los sonidos que perciben los bebés en el útero, así como con sonidos del corazón de la madre. La música tranquiliza la mente y los órganos de los prematuros, lo cual aumenta su probabilidad de supervivencia.

Esta música parece no sólo ayudar a los pequeños, sino también a sus familias. La musicoterapeuta Elizabeth Klinger, afirma que «lo que la terapia musical puede suministrar es esa experiencia de audición pasiva que estimula la relajación del paciente y la participación de la familia». Los propios padres también interpretan esas canciones de cuna porque quieren reconfortar a sus pequeños a través de su voz y los musicoterapeutas les animan a que lo sigan haciendo en casa porque seguirá fomentando su vínculo con el bebé y este se seguirá beneficiando de los efectos relajantes de la música.

 Se trata de una terapia que tiene un bajo coste para los hospitales y que genera unos buenos resultados en esos bebés valientes que luchan por salir adelante. ¿No es increíble el poder que tiene la música? Bravo por todos los que investigan sobre lo beneficiosa que puede llegar a ser para las personas y para estos bebés que llegan al mundo antes de tiempo.

La audición en la clase de Baby Music

 

La audición es un momento muy importante en la clase de música de bebés: nos dejamos llevar por lo que nuestros oídos captan y abrimos nuestra imaginación a la magia de la música, creando en grupo, entre grandes y pequeños, una representación de lo que escuchamos juntos.

Es una de las partes de la clase que es diferente en cada sesión (todas nuestras clases de estimulación musical tienen una estructura fija, en la cual hay partes que se repiten y otras que modificamos cada semana), no suele durar más de dos o tres minutos y cada pieza que usamos tiene un objetivo o idea básica que perseguimos con nuestra interacción: seguir el ritmo, dibujar las melodías, transportarnos a otra época con el estilo, representar a un personaje…

Puede ser tanto música clásica como de otros estilos: nosotras ponemos música clásica mayoritariamente ya que a los niños les encanta, les produce muchas cosas positivas por su armonía, estructura y timbres y la echamos un poco en falta en nuestros entornos públicos… También puede ser de muy distinto carácter, vivo, tranquilo, cambiante… ¡estaremos muy atentos e interactuaremos según lo que escuchemos!.

Si la música es viva, podemos divertirnos con percusión corporal, objetos que suenen al ritmo o que tengan movimientos exactos y rítmicos, coreografías simples… Un buen ejemplo de este tipo de audición es la conocida y querida Marcha Radetzky de Strauss.

Si la música es relajada, sin embargo, la representamos con movimientos más lentos y menos definidos, para lo que nos ayudan objetos como plumas o pañuelos, dibujando formas imaginarias y libres… ¡La música de las Gymnopédies de Satie es perfecta para dejarse llevar de esta manera!

En casi todas las audiciones, además de proponer temática y liderar los movimientos, dejamos también algunos momentos libres en los que el niño y el adulto improvisan según lo que la música les sugiere en ese momento.

Para ayudar a su interacción, presentamos a los niños la temática o nombre de la audición antes de empezar: si vamos a representar animales, recordamos antes cómo emiten sus sonidos; si estamos teatralizando la estación del año en que nos encontramos, recordamos sensaciones; si nos vamos de viaje a algún lugar en especial… ¡preparamos una maleta!.

Los papás pueden repetirlo y profundizar en casa tanto como quieran, ya que siempre nombramos el autor y título de la obra y pueden encontrarlo con facilidad para disfrutar de ello también fuera de clase. «¿A qué música jugamos hoy?»

Eres la mejor ayuda musical para tu peque…¡sin ser músico!

En ocasiones algunos de los padres que vienen a nuestras clases de música tienen dudas acerca de si pueden ayudar a sus peques en la clase  ya que ellos no han tenido ningún tipo de formación musical. Es cierto que el oído, el ritmo y la entonación necesitan de cierto trabajo para desarrollarse y ser cada vez más precisos, pero que un padre no haya recibido ese estímulo a lo largo de su vida, no implica que no pueda ser un buen ayudante en la formación musical de su hijo. ¡Os animamos a probarlo!

Ya en las clases de bebés, algunos padres comparten con nosotras temores como «tengo un oído enfrente del otro» o «no se cantar bien». Tratar de no juzgarse a uno mismo y atreverse a hacerlo son los primeros pasos que hay que dar. No hace falta tener una voz maravillosa ni una entonación perfecta, sólo ganas de disfrutar y compartir las actividades con los niños y el resto de padres del grupo. Cuanto más cantemos y escuchemos música, mejor conseguiremos entonar y cada vez tendremos menos reparo a hacerlo.

En las clases de instrumento ocurre lo mismo. No hace falta tener una buena memoria musical o el oído perfecto. Es importante ser conscientes de que lo importante es mostrarse abierto a aprender y a disfrutar. Nosotras creemos que los padres son el mejor apoyo de sus hijos y nuestros mejores ayudantes en casa. Para dar esa ayuda es necesario tener claro qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Para eso no es necesario ser un músico profesional, sino tener a un profesor que de las pautas necesarias para hacerlo en casa de la forma adecuada. Es muy útil que tengáis en cuenta varias cosas:

No tengáis miedo a preguntar al profesor

A nosotras no nos importa explicar lo mismo varias veces y de distintas maneras. ¡Lo importante es que tengáis las cosas claras!

Apuntad lo que necesitéis

Desde las notas de la canción nueva que estamos aprendiendo hasta una nueva digitación o juego, podéis apuntar todo aquello que sea un apoyo cuando toquéis en casa.

Aportad todo el feedback que podáis

De una clase a otra, no dudéis en decir todo aquello que habéis notado al practicar en casa. Es una información muy valiosa para nosotras ya que así podemos saber que es lo que necesitáis en cada momento.

Disfrutad

Aprender un instrumento desde cero es algo maravilloso. Estamos ante un nuevo mundo que descubrir y en este caso un nuevo mundo que compartir con vuestros hijos. ¡Disfrutad de los pasos que vais dando juntos y del aprendizaje conjunto!

¡Buenos propósitos musicales para el nuevo año!

bigstock-people-charity-family-and-ec-90444830-(1)¡Qué ilusión, otro año nuevo por delante! Empezamos con muchas ganas y, como siempre en estas fechas, traemos una lista de buenos propósitos a realizar. Hoy queremos compartir con vosotros los que pueden ser nuestros buenos propósitos musicales:

  • Escuchar más música: si haces música con tu bebé puedes añadir más repertorio a su rutina, tanto en audiciones como en canciones que cantes y bailes con él. ¿Ya tenéis una canción para dormir? Pongámosle entonces música al momento del baño o a la hora de comer, será más divertido e interesante para él, participará más y aumentará vuestro vínculo. Si haces Método Suzuki con tu hijo o hija, también tienes la gran oportunidad de mejorar la escucha del CD con las piezas del repertorio de vuestro instrumento, para crear más interés por su parte, mejorar el aprendizaje de las piezas, el oído, la memoria, etc.
  • Asistir a conciertos o actividades musicales: este propósito nos lo podemos plantear para pequeños y mayores, con conciertos ya sea de Rock, de música clásica o de cualquier estilo y formato… ¡Y esque asistir a estos eventos no tiene más que ventajas! Disfrutaremos del arte, aprenderemos de los intérpretes y compartiremos la experiencia con todo el resto del público, volveremos a casa con ganas de aprender más música y nutridos de motivación.
  • Conseguir una práctica regular: en el caso de los bebés, podemos hacerlo repitiendo los juegos y canciones de clase, encontrando momentos y rutinas del peque que puedan realizarse siempre con música. Si aprendemos flauta, podemos mejorar la práctica buscando una rutina si aún no la teníamos: intentando practicar siempre a la misma hora (es recomendable hacerlo después de que el niño haya comido, por ejemplo, después de la merienda), creando un hábito de poca duración pero cuya importancia reside en la constancia, y que debe ser algo positivo y divertido para el alumno. Si esto ya lo habíamos conseguido, ¡el objetivo puede ser aumentar otro día a la semana esta práctica!
  • Cuidar mejor del instrumento: este comienzo de año también puede ser un buen momento para acostumbrarnos a cuidar bien nuestra instrumento. En el caso de la flauta, limpiándola debidamente por dentro y fuera al final de cada clase o momento de práctica, manteniéndola estable siempre que sea posible sin cambios bruscos de temperatura ni humedad, evitando que reciba golpes, etc.
  • Desarrollar más paciencia y confianza en nuestro aprendizaje musical: como siempre os decimos, este proceso es similar al de plantar una semilla, que regamos y cuidamos durante tiempo hasta que nace, crece, da sus frutos y se convierte en un hermoso árbol.

Jugando con soplidos

 

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A la hora de empezar a tocar un instrumento, se  abre un nuevo mundo de posibilidades  que despierta la curiosidad de los niños. Si aprovechamos esa curiosidad y les introducimos en el mundo instrumental desde el juego, será un éxito asegurado.

 El juego es fundamental para los pequeños. No solo es su mejor herramienta de exploración y descubrimiento, si no que es su manera de interiorizar de verdad lo que aprenden. Por eso, este estará presente en nuestras clases de instrumento desde el principio. Aprovechando los pasos pre-instrumentales que debemos ir dando para que los pequeños vayan familiarizándose con el instrumento y puedan sentirlo como algo suyo, empezaremos a jugar con aspectos importantes para cualquier instrumentista como son la postura, el sonido y la agilidad de dedos. 

Hoy queremos hablaros del primer acercamiento al sonido en la flauta travesera. Simplificando, podríamos decir que el sonido en la flauta se genera gracias al soplido. Cuanto mayor sea el control de ese soplido, mayor será la calidad de nuestro sonido. Es por eso que hay que ir potenciando poco a poco el control de la dirección del aire, la velocidad, la cantidad, la duración, etc. Para ello podemos utilizar distintos objetos que se llamen su atención como por ejemplo:

Botellas

Son un gran aliado para el control de la dirección del aire. Al tener una apertura de mayor diámetro que la embocadura de la flauta, es más sencillo lograr que salga sonido de ellas y nos ayuda a poder aplicarlo al instrumento.

Pajitas

 Soplar a través de ellas les ayuda a controlar que la apertura de los labios sea redondeada para que en la flauta no se descontrole el aire. ¡Les encanta soplar distintos ritmos y probar con pajitas de distintos colores y tamaños!

Molinillos

 Los niños aprenden a gestionar el aire intentando  mantener el molinillo más o menos tiempo en movimiento. Esto les servirá para poder hacer notas cada vez más largas con la flauta.

Pompas de jabón

Sirven para aprender a controlar la velocidad del aire. Si soplamos despacio, conseguiremos una pompa gigante y si soplamos rápido saldrán muchas pequeñitas. Esto les ayuda a poder tocar sonidos graves y agudos posteriormente  con la flauta. ¡Qué concentrados están intentando hacer pompas de distintos tamaños!

Os animamos a que probéis a jugar con los soplidos en casa y a que dejéis que los niños experimenten con ellos para que puedan adquirir casi sin darse cuenta habilidades que crecerán poco a poco. Estos juegos, además de ser importantes para el aprendizaje de la flauta travesera, son muy útiles en niños que tienen alguna patología relacionada con el habla o la respiración, así que por todo ello… ¡A jugar con los soplidos!

Flautas para todos los gustos y tamaños

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El instrumento es algo muy valioso y especial para todo músico y la llegada de uno nuevo a nuestras manos supone siempre motivación e ilusión, tanto si es el primer instrumento musical que tenemos como si se trata de los que se van sucediendo durante nuestro aprendizaje y desarrollo musical.

¿Qué instrumentos utilizamos durante el aprendizaje de Flauta Suzuki? De menor a mayor tamaño y valor, empezamos por las flautas más sencillas y terminamos con la flauta travesera convencional:

Pífanos:

Algunas personas nos preguntan «¿pueden tocar los niños tan pequeños una flauta travesera?». La respuesta es sí, ¡adaptada a su tamaño! Nuestra primera flauta se llama pífano: es pequeña, del tamaño de un piccolo aproximadamente (unos 30 cm), y de plástico, de manera que no pesa ni se rompe con caídas. La podemos limpiar con facilidad (a veces llegamos a clase terminando la merienda…) y a los peques les encanta decorarla y personalizarla con las pegatinas que se van ganando en clase o en casa.

Flautas junior:

Según los niños van creciendo y aprendiendo a tocar el instrumento, pueden pasar a una de estas flautas: tienen un tamaño intermedio entre el pífano y la flauta de adulto, la embocadura es curva para que les lleguen las manos a su sitio con los brazos relajados y traen colocados unos salientes en las llaves para adaptarse al tamaño de sus dedos.

Las hay de metal o de plástico y suponen un incremento enorme de motivación en los niños ya que pasan a la «flauta de mayores», siendo ahora responsables de su cuidado (esta flauta la limpiamos después de cada uso, la guardamos correctamente en su estuche, etc.). Lo reciben como un gran regalo y recompensa a todo el trabajo y práctica con el pífano.

Flautas de adulto:

Se trata del tamaño final del instrumento y los alumnos las adquieren cuando ya les llegan los brazos para poder tocar con la embocadura recta y los dedos alcanzan las llaves normales. En este momento los niños se sienten mayores, maduros, ¡flautistas profesionales! También hay papás y mamás que se animan a comprarse la suya propia, para tocar con los peques o simplemente para seguir aprendiendo después de lo que han conseguido con los primeros pasos (hacerse a la embocadura, tocar las primeras canciones…).

Un instrumento musical es sin duda uno de los mejores regalos que se pueden hacer en estas fechas, tanto a pequeños como a mayores. Supone diversión, enriquecimiento personal, desarrollo de nuestra creatividad… Nos anima a compartir algo tan especial como la música con quien más queremos.