El grupo es importante en todas las etapas del aprendizaje musical, desde las primeras clases de estimulación temprana hasta nuestro perfeccionamiento en la edad adulta. El rol del niño va cambiando en las clases a lo largo de su desarrollo, pero el grupo siempre juega un papel fundamental en su formación musical y su crecimiento personal.
Una parte del aprendizaje musical se consigue a través de la práctica en casa, en el entorno familiar, pero hay otra que sólo se puede trabajar en el momento de la clase con los demás compañeros, donde el niño:
- Se siente parte de la «orquesta» o conjunto musical: para un músico lo más bonito de su trabajo es tocar en grupo y sentirse parte de un todo al crear la música. Esta es la mayor recompensa al trabajo individual y la práctica del instrumento, y en el caso de nuestros pequeños, es una de las sensaciones más reconfortantes que podemos ofrecerles al crear música: hacerlo rodeados de otros niños y adultos y en un ambiente positivo y distendido, compartiendo la experiencia.
- Escuchar y ver a otros niños: es fundamental para la motivación de los peques el poder ver a sus iguales cantar, bailar, tocar los instrumentos… Observar también cómo los demás aprenden y van mejorando a lo largo de las clases, o cómo podemos incluso ayudar a nuestro compañero de al lado en un momento determinado de la clase.
- Entender los turnos: en las clases de música practicamos canciones y juegos en los cuales hay un turno para cada niño, a veces intercalados por estribillos o melodías. Así, aprenden a esperar su momento para intervenir cantando o tocando un instrumento y a escuchar a los demás
- Compartir los instrumentos: el momento de reparto de los instrumentos de percusión es siempre emocionante para los peques. Siendo parte del grupo entienden que no siempre podrán elegir instrumento y que son los encargados de llevar una para ellos mismos y otro para su papá,mamá o acompañante
- Socializar: son muchos los bebés en clase de estimulación musical que no van a la guardería todavía cuando comienzan a acudir a nuestras clases, así como niños más mayores que necesitan amigos o compañeros con los que compartir la afición a la música y el instrumento
Practicar música es casi siempre una actividad social, tanto por el hecho de querer transmitirla hacia un público como por crearla con otras personas. Sólo participando de esta forma nuestros niños aprenden y disfrutan de verdad la música, creciendo con un sano sentimiento de grupo que les quedará para siempre.