Aprendemos a sentir el ritmo en Baby Music

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El ritmo está en cada momento de nuestra vida, en nosotros mismos y en todo lo que nos rodea: podemos percibir los cambios de ritmo de nuestro corazón, identificar el ritmo con el que suena la lavadora o atender a los complicados ritmos de los cantos de los pájaros a nuestro alrededor, por ejemplo.

En la música, por supuesto, el ritmo es un elemento indispensable para que el material sonoro tenga sentido y para que distintos intérpretes puedan tocar en conjunto, desde un dúo hasta una orquesta sinfónica… ¡Sin ritmo no podemos ponernos de acuerdo!

Además, nuestro sentido del ritmo es algo que tenemos dentro de nosotros desde que nacemos, los bebés se duermen con el ritmo constante de los brazos que lo acunan, se relajan con el latido del corazón del otro y ¡se divierten con el galope en las piernas del mayor!…

Por todo esto, el ritmo está siempre muy presente en nuestras clases. Os contamos algunas formas en que lo trabajamos con los más pequeños, en Baby Music:

  • Palabras: en nuestros ritmos más simples y pegadizos convertimos algunas sílabas en golpes de percusión en instrumentos o en el cuerpo… Por ejemplo, cantamos «chiqui chiqui bam bam», preparando las manos y percutiendo en «bam bam». Utilizamos nuestra imaginación para sustituir las palabras por otras cosas que nos gustan, como los sonidos de animales: «chiqui chiqui ¡guauuu guauuuu!»
  • Coreografías: usamos las letras de nuestras canciones para representar escenas e historias y lo hacemos al ritmo de la canción. Por ejemplo, a nuestros peques les encanta la canción del Soldado y la Bailarina, en la que brincamos con el primer personaje pero nos deslizamos con movimientos largos para el segundo.
  • Instrumentos: la percusión con instrumentos es una parte muy importante de nuestras clases de Baby Music, a los peques les encanta. Usamos canciones especiales para hacerla, alternando tocar en grupo y a solo e intentando que cada día experimenten con distintos instrumentos (tambores, maracas, cascabeles, cajas chinas, triángulos…).
  • Audiciones: en cada clase hacemos una audición nueva y un elemento muy importante para sentirla y representarla es su ritmo. Por ejemplo, en la Marcha Húngara número 5 de Brahms, nos lo pasamos pipa bailando al son de los distintos ritmos y tempos que se suceden.

Cuanto más desarrollado tengamos el sentido del ritmo, con más facilidad afrontaremos el aprendizaje de un instrumento musical, como la flauta.  Cuando los niños pasan a esta nueva etapa llevamos nuestra interpretación de ritmos a más complejidad: uniéndolo con alturas para hacer melodías, comenzando los primeros pasos de la lectura musical al representarlos por escrito, interpretando distintos patrones simultáneamente con otros compañeros… ¡El juego no ha hecho más que comenzar!