DIY: Bingo musical

El famoso juego del bingo puede tener muchas variantes. Nosotras hoy os proponemos cambiar los números por las figuras musicales para crear vosotros mismos la versión musical de este juego. Las manualidades son estupendas para el desarrollo de la psicomotricidad de los peques y a ellos les encanta sentarse con papá o mamá a hacerlas en casa.

El bingo musical que vamos a hacer  va a fomentar no sólo el desarrollo auditivo, si no que es una forma de acercarse a la lectura musical de forma divertida. Los niños empiezan a familiarizarse con las distintas figuras musicales y aprenden a distinguir sus distintas combinaciones mientras juegan.

¿QUÉ NECESITAMOS?

  • Varias cartulinas (nosotras hemos usado goma eva)
  • Tijeras
  • Regla
  • Rotulador grueso

¿CÓMO LO HACEMOS?

  1. Cortamos las cartulinas para crear los cartones de bingo. Las nuestras son de 20cmx20cm  pero las podéis hacer de cualquier otro tamaño. No os recomendamos hacerlas muy pequeñas para que las figuras que pintemos en cada casilla del bingo se vean bien.
  2. Cortamos cuadraditos pequeños para poner encima de las casillas. De esta forma no tenemos que tachar las casillas y el juego podemos reutilizarlo tantas veces como queramos.
  3. Dividimos cada cartulina en varias casillas (nosotras la hemos dividido en cuatro). Cuantas más casillas, mayor dificultad tendrá el juego.
  4. Pintamos varias figuras en cada casilla. Para empezar con pintar negras y corcheas sería suficiente. Una vez que vayan interiorizando los ritmos y las grafías, podemos ir creando cartulinas con figuras más complejas y combinaciones de ritmos más difíciles.

¿CÓMO SE JUEGA CON EL BINGO MUSICAL?

Repartimos una cartulina a cada jugador y una persona se encarga de hacer los ritmos de cada casilla. Estos pueden hacerse con instrumentos de pequeña percusión, con percusión corporal o incluso soplando en nuestra flauta.

Los jugadores tienen que ir identificando los ritmos y si suena el suyo lo taparán con los cuadraditos pequeños. El jugador que tape primero todos los ritmos de su cartulina gritará ¡BINGO! para hacerse con la victoria.

Cuando los niños ya van sabiéndolos identificar solos con facilidad pueden ser ellos los que hagan los ritmos y los demás los que lo adivinen.

Si os ha gustado esta manualidad musical, no os perdáis el paso a paso del Memory Musical

Juegos de dedos, ¡nos encantan!

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Los juegos de dedos son una parte imprescindible en nuestras clases: además de divertidos y musicales, son muy útiles y ¡valen para todos! Desde los bebés más pequeños, para los que supone una estimulación para trabajar sus primeros movimientos, hasta niños más mayores y adultos, para controlar movimientos muy exactos de sus dedos en el instrumento…

Muchos juegos de dedos son además parte de nuestra tradición, ¿quién no se sabe Cinco lobitos tiene la loba? Son muy buenos para cantar delante de los bebés desde pequeños, transmitiendo música y rima, estimulando el oído, el habla, el lenguaje, la memoria… Poco a poco, los bebés empiezan a usar los dedos por separado, imitando nuestros juegos tanto en música como en movimiento.

Esta práctica tiene distintas ventajas para los niños: a nivel general, les ayuda a desarrollar su psicomotricodad fina, necesaria para su día a día en infinidad de situaciones (agarrar objetos o comida, pulsar un botón, abrocharse…) y a nivel musical prepara sus dedos para empezar a tocar casi cualquier instrumento.

Compartimos con vosotros algunos de nuestros juegos o herramientas para trabajar la psicomotricidad fina:

  • Marionetas de dedos: son super divertidas, a los niños les encantan y las usamos en canciones, audiciones, ritmos… Empezaremos colocandolas en el dedo índice y poco a poco las usaremos en el resto de deos también, moviéndolos de forma independiente.
  • Canciones, audiciones y nursery rhymes, que representamos con nuestros dedos e imaginación: gusanitos que se mueven, flores que crecen, gotitas de agua que caen… ¡Seguro que podéis inventar algunas! También tenemos piezas específicas para mover nuestros dedos y manos, como la canción de las abejas: juntamos dedos de dos en dos, al ritmo de zum, zum, zum, hacen zum, zum, zum, las abejas van volando y la miel recolectando
  • ¡Dedos a dormir!: numerados del uno al cinco, jugamos a apoyarlos en el suelo bien separados, como si estuvieran cada uno en su camita. Repasamos los números mirando cada uno de ellos, ¡les tapamos con una mantita o les ponemos una almohada! Después los despertamos de uno en uno y entonamos una canción para cada dedo, en orden durante los primeros meses y aleatoriamente cuando ya nos los hemos aprendido.

Los juegos de dedos nos sirven para aprender música, movimiento y rima a la vez y pueden practicarse casi en cualquier momento o lugar, por supuesto también ahora en verano… ¡Dedos al aguaaa!

Su primer «Laura»

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En nuestros grupos de Baby Music son muchos los niños que comienzan a venir a clase sin todavía hablar. Por ello, el momento en que empiezan a decir sus primeras palabras es también emocionante y enternecedor para nosotras las profes. Morimos de amor el día en que llegan al aula, nos miran y sonríen como siempre, pero de repente, al acercarse, nos regalan el primer «lala», o sea, ¡el primer «Laura»! Y esque así nos llamamos nosotras dos…

Es un momento mágico, en el que aguantamos las lágrimas de emoción y nos damos cuenta de que somos personas importantes para el niño, quien poco a poco, clase tras clase, se ha ido acercando más a nosotras física y psicológicamente, hasta sentirse totalmente agusto en el aula y hacernos parte de su círculo de personas más queridas y cercanas. Nuestra actividad y la música en general son muy importantes en su vida y le están haciendo crecer, ayudándole también en su desarrollo personal y afectivo.

En muchos casos, también con los alumnos más mayores, se crea un vínculo cercano más alla del de profesor–familia en la clase, por el hecho de trasladar la música desde el aula a la rutina familiar, convirtiéndola en algo personal y especial.

Nosotras enseñamos, pero también aprendemos todos los días de los pequeños, que, como todos sabemos, tienen una imaginación sin límites y son absolutamente sinceros: nos transmiten lo que les gusta o lo que no, lo que entienden mejor o peor o cuáles son sus momentos favoritos de la clase… Y, por supuesto, aprendemos de los papás y mamás, que también nos transmitís ese feedback de lo que pasa el resto de los días de la semana en que no nos vemos, de lo que os cuentan los niños, y vuestra propia ilusión por nuestras clases.

¡Todo esto da sentido a nuestro trabajo, nos ilusiona y motiva y nos carga las pilas para seguir aprendiendo, mejorando y haciendo más música!

La postura del flautista, ¡qué importante!



¿Cuál es la postura adecuada para tocar la flauta?

Nos basamos en las ideas de la Técnica Alexander, valiosa no sólo para la actividad musical sino para toda nuestra vida diaria. Estas son algunas direcciones que podemos recordarnos al tocar la flauta o para ayudar a nuestros peques:

  • Cabeza y cuello hacia arriba, creando espacio en la garganta y en la boca.
  • Espalda y pecho erguidos, abriendo nuestra caja torácica.
  • Brazos despegados del cuerpo, buscando longitud.
  • Muñecas en línea recta desde el codo hasta la mano.
  • Manos y dedos redondos y relajados.

¿Cómo lo trabajamos con niños desde tres años?

Debemos hacer hincapié en la postura desde el primer momento en que los niños aprenden el instrumento, de forma que, a través de juegos, quede asentada sin esfuerzo y podamos evitar en el futuro tener que luchar contra posiciones perjudiciales que el cuerpo haya podido memorizar y automatizar.

Alexander explicaba que en nuestros primeros años de vida hacemos un buen uso de nuestro cuerpo y, con el paso del tiempo, lo perdemos. Nuestros peques ya saben cómo colocarse correctamente, ¡podemos aprender mucho de ellos observándolos! Por ello, en clase de flauta sólo tenemos que recordárselo o guiarles al usar el instrumento.

Estos son algunos de nuestros juegos para conseguirlo:

  • Agarramos pelotas de goma en la palma de las manos y con esa sensación ¡nos inventamos unas cuevas para que unos duendecillos puedan venir a dormir!
  • Nuestras manos y brazos se convierten en unas jirafas, que con sus cuellos bien largos suben y bajan a comer…
  • Carrera de arañas: nuestros dedos son sus patitas redondeadas y corren a toda velocidad por la flauta.
  • Practicamos una «preparación para tocar» en cinco pasos, siendo los dos primeros la apertura de los pies (la boca del cocodrilo) y de las piernas, y terminando con nuestros tres puntos de apoyo en la flauta (boca y ambas manos).
  • Cuando se nos olvida luchar contra la gravedad… ¡Nos convertimos en altivos príncipes y princesas!
  • Si nuestra flauta tiende a inclinarse hacia el suelo, nos ayudamos de lápices: los metemos en el extremo de la flauta y seguimos tocando, ¡sin que se caiga!

¿Por qué es tan importante la postura para todo músico?

  • Necesitamos hacer el mejor uso posible de nuestro cuerpo para conseguir el mejor sonido de nuestro instrumento. En el caso de los flautistas, ¡el espacio que creamos en nuestro cuerpo es además la caja de resonancia!
  • Debemos prevenir lesiones: mantenemos posturas «antinaturales» durante muchas horas.
  • Nos ayuda también psicológicamente para conservar una presencia y actitud positivas cuando subimos al escenario.

 

Música en bebés prematuros

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Cada día son más numerosos los estudios acerca de los beneficios de la música utilizada como terapia. En los últimos años, una de las investigaciones que ha ido cobrando fuerza es la relacionada con los bebés prematuros. Aunque nosotras no somos expertas en la aplicación musical en estos pequeños, nos ha parecido muy interesante poder ahondar un poco  y compartir con vosotros lo que hemos ido descubriendo a través de diversas fuentes.

Los estudios parecen coincidir en que la música es un potente transmisor de emociones que ayuda a paliar el estrés que supone el haber salido antes de tiempo del ambiente protector del vientre materno. De esta manera, los bebés se calman, el sueño se estabiliza, comen mejor y su tiempo internados se reduce.  Como se indica en un estudio de la BBC «.Los investigadores -que publican los detalles del estudio en Archives of Disease in Childhood (Archivos de Enfermedades Infantiles)- afirman que la música parece tener también efectos beneficiosos en aspectos fisiológicos como ritmo cardíaco y respiratorio» De esta manera, la música también contribuye a reducir el ritmo cardíaco y a mejorar los niveles de saturación de oxígeno.

Se han realizado pruebas tanto con música grabada como con música en directo (nunca por encima de 70 decibelios). El tipo de música utilizada no ha sido sólo música clásica, sino también distintas canciones de cuna de las que tanto os hablamos nosotras. En ocasiones, esta música la combinan con los sonidos que perciben los bebés en el útero, así como con sonidos del corazón de la madre. La música tranquiliza la mente y los órganos de los prematuros, lo cual aumenta su probabilidad de supervivencia.

Esta música parece no sólo ayudar a los pequeños, sino también a sus familias. La musicoterapeuta Elizabeth Klinger, afirma que «lo que la terapia musical puede suministrar es esa experiencia de audición pasiva que estimula la relajación del paciente y la participación de la familia». Los propios padres también interpretan esas canciones de cuna porque quieren reconfortar a sus pequeños a través de su voz y los musicoterapeutas les animan a que lo sigan haciendo en casa porque seguirá fomentando su vínculo con el bebé y este se seguirá beneficiando de los efectos relajantes de la música.

 Se trata de una terapia que tiene un bajo coste para los hospitales y que genera unos buenos resultados en esos bebés valientes que luchan por salir adelante. ¿No es increíble el poder que tiene la música? Bravo por todos los que investigan sobre lo beneficiosa que puede llegar a ser para las personas y para estos bebés que llegan al mundo antes de tiempo.

La audición en la clase de Baby Music

 

La audición es un momento muy importante en la clase de música de bebés: nos dejamos llevar por lo que nuestros oídos captan y abrimos nuestra imaginación a la magia de la música, creando en grupo, entre grandes y pequeños, una representación de lo que escuchamos juntos.

Es una de las partes de la clase que es diferente en cada sesión (todas nuestras clases de estimulación musical tienen una estructura fija, en la cual hay partes que se repiten y otras que modificamos cada semana), no suele durar más de dos o tres minutos y cada pieza que usamos tiene un objetivo o idea básica que perseguimos con nuestra interacción: seguir el ritmo, dibujar las melodías, transportarnos a otra época con el estilo, representar a un personaje…

Puede ser tanto música clásica como de otros estilos: nosotras ponemos música clásica mayoritariamente ya que a los niños les encanta, les produce muchas cosas positivas por su armonía, estructura y timbres y la echamos un poco en falta en nuestros entornos públicos… También puede ser de muy distinto carácter, vivo, tranquilo, cambiante… ¡estaremos muy atentos e interactuaremos según lo que escuchemos!.

Si la música es viva, podemos divertirnos con percusión corporal, objetos que suenen al ritmo o que tengan movimientos exactos y rítmicos, coreografías simples… Un buen ejemplo de este tipo de audición es la conocida y querida Marcha Radetzky de Strauss.

Si la música es relajada, sin embargo, la representamos con movimientos más lentos y menos definidos, para lo que nos ayudan objetos como plumas o pañuelos, dibujando formas imaginarias y libres… ¡La música de las Gymnopédies de Satie es perfecta para dejarse llevar de esta manera!

En casi todas las audiciones, además de proponer temática y liderar los movimientos, dejamos también algunos momentos libres en los que el niño y el adulto improvisan según lo que la música les sugiere en ese momento.

Para ayudar a su interacción, presentamos a los niños la temática o nombre de la audición antes de empezar: si vamos a representar animales, recordamos antes cómo emiten sus sonidos; si estamos teatralizando la estación del año en que nos encontramos, recordamos sensaciones; si nos vamos de viaje a algún lugar en especial… ¡preparamos una maleta!.

Los papás pueden repetirlo y profundizar en casa tanto como quieran, ya que siempre nombramos el autor y título de la obra y pueden encontrarlo con facilidad para disfrutar de ello también fuera de clase. «¿A qué música jugamos hoy?»

Eres la mejor ayuda musical para tu peque…¡sin ser músico!

En ocasiones algunos de los padres que vienen a nuestras clases de música tienen dudas acerca de si pueden ayudar a sus peques en la clase  ya que ellos no han tenido ningún tipo de formación musical. Es cierto que el oído, el ritmo y la entonación necesitan de cierto trabajo para desarrollarse y ser cada vez más precisos, pero que un padre no haya recibido ese estímulo a lo largo de su vida, no implica que no pueda ser un buen ayudante en la formación musical de su hijo. ¡Os animamos a probarlo!

Ya en las clases de bebés, algunos padres comparten con nosotras temores como «tengo un oído enfrente del otro» o «no se cantar bien». Tratar de no juzgarse a uno mismo y atreverse a hacerlo son los primeros pasos que hay que dar. No hace falta tener una voz maravillosa ni una entonación perfecta, sólo ganas de disfrutar y compartir las actividades con los niños y el resto de padres del grupo. Cuanto más cantemos y escuchemos música, mejor conseguiremos entonar y cada vez tendremos menos reparo a hacerlo.

En las clases de instrumento ocurre lo mismo. No hace falta tener una buena memoria musical o el oído perfecto. Es importante ser conscientes de que lo importante es mostrarse abierto a aprender y a disfrutar. Nosotras creemos que los padres son el mejor apoyo de sus hijos y nuestros mejores ayudantes en casa. Para dar esa ayuda es necesario tener claro qué hacer, cómo hacerlo y cuándo hacerlo. Para eso no es necesario ser un músico profesional, sino tener a un profesor que de las pautas necesarias para hacerlo en casa de la forma adecuada. Es muy útil que tengáis en cuenta varias cosas:

No tengáis miedo a preguntar al profesor

A nosotras no nos importa explicar lo mismo varias veces y de distintas maneras. ¡Lo importante es que tengáis las cosas claras!

Apuntad lo que necesitéis

Desde las notas de la canción nueva que estamos aprendiendo hasta una nueva digitación o juego, podéis apuntar todo aquello que sea un apoyo cuando toquéis en casa.

Aportad todo el feedback que podáis

De una clase a otra, no dudéis en decir todo aquello que habéis notado al practicar en casa. Es una información muy valiosa para nosotras ya que así podemos saber que es lo que necesitáis en cada momento.

Disfrutad

Aprender un instrumento desde cero es algo maravilloso. Estamos ante un nuevo mundo que descubrir y en este caso un nuevo mundo que compartir con vuestros hijos. ¡Disfrutad de los pasos que vais dando juntos y del aprendizaje conjunto!

¡Buenos propósitos musicales para el nuevo año!

bigstock-people-charity-family-and-ec-90444830-(1)¡Qué ilusión, otro año nuevo por delante! Empezamos con muchas ganas y, como siempre en estas fechas, traemos una lista de buenos propósitos a realizar. Hoy queremos compartir con vosotros los que pueden ser nuestros buenos propósitos musicales:

  • Escuchar más música: si haces música con tu bebé puedes añadir más repertorio a su rutina, tanto en audiciones como en canciones que cantes y bailes con él. ¿Ya tenéis una canción para dormir? Pongámosle entonces música al momento del baño o a la hora de comer, será más divertido e interesante para él, participará más y aumentará vuestro vínculo. Si haces Método Suzuki con tu hijo o hija, también tienes la gran oportunidad de mejorar la escucha del CD con las piezas del repertorio de vuestro instrumento, para crear más interés por su parte, mejorar el aprendizaje de las piezas, el oído, la memoria, etc.
  • Asistir a conciertos o actividades musicales: este propósito nos lo podemos plantear para pequeños y mayores, con conciertos ya sea de Rock, de música clásica o de cualquier estilo y formato… ¡Y esque asistir a estos eventos no tiene más que ventajas! Disfrutaremos del arte, aprenderemos de los intérpretes y compartiremos la experiencia con todo el resto del público, volveremos a casa con ganas de aprender más música y nutridos de motivación.
  • Conseguir una práctica regular: en el caso de los bebés, podemos hacerlo repitiendo los juegos y canciones de clase, encontrando momentos y rutinas del peque que puedan realizarse siempre con música. Si aprendemos flauta, podemos mejorar la práctica buscando una rutina si aún no la teníamos: intentando practicar siempre a la misma hora (es recomendable hacerlo después de que el niño haya comido, por ejemplo, después de la merienda), creando un hábito de poca duración pero cuya importancia reside en la constancia, y que debe ser algo positivo y divertido para el alumno. Si esto ya lo habíamos conseguido, ¡el objetivo puede ser aumentar otro día a la semana esta práctica!
  • Cuidar mejor del instrumento: este comienzo de año también puede ser un buen momento para acostumbrarnos a cuidar bien nuestra instrumento. En el caso de la flauta, limpiándola debidamente por dentro y fuera al final de cada clase o momento de práctica, manteniéndola estable siempre que sea posible sin cambios bruscos de temperatura ni humedad, evitando que reciba golpes, etc.
  • Desarrollar más paciencia y confianza en nuestro aprendizaje musical: como siempre os decimos, este proceso es similar al de plantar una semilla, que regamos y cuidamos durante tiempo hasta que nace, crece, da sus frutos y se convierte en un hermoso árbol.

Jugando con soplidos

 

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A la hora de empezar a tocar un instrumento, se  abre un nuevo mundo de posibilidades  que despierta la curiosidad de los niños. Si aprovechamos esa curiosidad y les introducimos en el mundo instrumental desde el juego, será un éxito asegurado.

 El juego es fundamental para los pequeños. No solo es su mejor herramienta de exploración y descubrimiento, si no que es su manera de interiorizar de verdad lo que aprenden. Por eso, este estará presente en nuestras clases de instrumento desde el principio. Aprovechando los pasos pre-instrumentales que debemos ir dando para que los pequeños vayan familiarizándose con el instrumento y puedan sentirlo como algo suyo, empezaremos a jugar con aspectos importantes para cualquier instrumentista como son la postura, el sonido y la agilidad de dedos. 

Hoy queremos hablaros del primer acercamiento al sonido en la flauta travesera. Simplificando, podríamos decir que el sonido en la flauta se genera gracias al soplido. Cuanto mayor sea el control de ese soplido, mayor será la calidad de nuestro sonido. Es por eso que hay que ir potenciando poco a poco el control de la dirección del aire, la velocidad, la cantidad, la duración, etc. Para ello podemos utilizar distintos objetos que se llamen su atención como por ejemplo:

Botellas

Son un gran aliado para el control de la dirección del aire. Al tener una apertura de mayor diámetro que la embocadura de la flauta, es más sencillo lograr que salga sonido de ellas y nos ayuda a poder aplicarlo al instrumento.

Pajitas

 Soplar a través de ellas les ayuda a controlar que la apertura de los labios sea redondeada para que en la flauta no se descontrole el aire. ¡Les encanta soplar distintos ritmos y probar con pajitas de distintos colores y tamaños!

Molinillos

 Los niños aprenden a gestionar el aire intentando  mantener el molinillo más o menos tiempo en movimiento. Esto les servirá para poder hacer notas cada vez más largas con la flauta.

Pompas de jabón

Sirven para aprender a controlar la velocidad del aire. Si soplamos despacio, conseguiremos una pompa gigante y si soplamos rápido saldrán muchas pequeñitas. Esto les ayuda a poder tocar sonidos graves y agudos posteriormente  con la flauta. ¡Qué concentrados están intentando hacer pompas de distintos tamaños!

Os animamos a que probéis a jugar con los soplidos en casa y a que dejéis que los niños experimenten con ellos para que puedan adquirir casi sin darse cuenta habilidades que crecerán poco a poco. Estos juegos, además de ser importantes para el aprendizaje de la flauta travesera, son muy útiles en niños que tienen alguna patología relacionada con el habla o la respiración, así que por todo ello… ¡A jugar con los soplidos!

Flautas para todos los gustos y tamaños

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El instrumento es algo muy valioso y especial para todo músico y la llegada de uno nuevo a nuestras manos supone siempre motivación e ilusión, tanto si es el primer instrumento musical que tenemos como si se trata de los que se van sucediendo durante nuestro aprendizaje y desarrollo musical.

¿Qué instrumentos utilizamos durante el aprendizaje de Flauta Suzuki? De menor a mayor tamaño y valor, empezamos por las flautas más sencillas y terminamos con la flauta travesera convencional:

Pífanos:

Algunas personas nos preguntan «¿pueden tocar los niños tan pequeños una flauta travesera?». La respuesta es sí, ¡adaptada a su tamaño! Nuestra primera flauta se llama pífano: es pequeña, del tamaño de un piccolo aproximadamente (unos 30 cm), y de plástico, de manera que no pesa ni se rompe con caídas. La podemos limpiar con facilidad (a veces llegamos a clase terminando la merienda…) y a los peques les encanta decorarla y personalizarla con las pegatinas que se van ganando en clase o en casa.

Flautas junior:

Según los niños van creciendo y aprendiendo a tocar el instrumento, pueden pasar a una de estas flautas: tienen un tamaño intermedio entre el pífano y la flauta de adulto, la embocadura es curva para que les lleguen las manos a su sitio con los brazos relajados y traen colocados unos salientes en las llaves para adaptarse al tamaño de sus dedos.

Las hay de metal o de plástico y suponen un incremento enorme de motivación en los niños ya que pasan a la «flauta de mayores», siendo ahora responsables de su cuidado (esta flauta la limpiamos después de cada uso, la guardamos correctamente en su estuche, etc.). Lo reciben como un gran regalo y recompensa a todo el trabajo y práctica con el pífano.

Flautas de adulto:

Se trata del tamaño final del instrumento y los alumnos las adquieren cuando ya les llegan los brazos para poder tocar con la embocadura recta y los dedos alcanzan las llaves normales. En este momento los niños se sienten mayores, maduros, ¡flautistas profesionales! También hay papás y mamás que se animan a comprarse la suya propia, para tocar con los peques o simplemente para seguir aprendiendo después de lo que han conseguido con los primeros pasos (hacerse a la embocadura, tocar las primeras canciones…).

Un instrumento musical es sin duda uno de los mejores regalos que se pueden hacer en estas fechas, tanto a pequeños como a mayores. Supone diversión, enriquecimiento personal, desarrollo de nuestra creatividad… Nos anima a compartir algo tan especial como la música con quien más queremos.