Cursos de Flauta Suzuki para este verano

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Los cursos de verano son siempre un buen momento para disfrutar de la música y avanzar en nuestro aprendizaje: nos sirven para repasar, aprender, motivarnos y y reforzar lo que haya que trabajar técnicamente durante el verano. Son recomendables para los alumnos más pequeñitos y sus familias tanto como para jóvenes o adultos que estudien música profesionalmente. El verano es largo, ¡pueden ser hasta tres meses sin clase!

Algunos aspectos que siempre se refuerzan en los cursos de verano son:

  • Aumentar la motivación: durante los días del curso absorvemos de manera muy intensa estímulos musicales, ya que pasamos muchas más horas de lo normal escuchando y haciendo música. Además de nuestras clases individual y grupal de flauta, donde conoceremos a nuevos compañeros, cada día escuchamos conciertos de otros, tocamos en grupos más numerosos o nos acercamos a instrumentos distintos al nuestro…
  • Avanzar en nuestro aprendizaje: ya sea con nuestro profe habitual o con otro (es muy positivo conocer y dar clase esporádicamente con distintos profes), recibiremos en el curso otro punto de vista y buenos consejos, y llevaremos a cabo una práctica intensa que supone un empujón en nuestra técnica o repertorio.
  • Hacer amigos de música: una parte esencial del curso de verano es el tiempo que invertimos en socializar y conocer a nuevos compañeros u otras familias. Con estos amigos nos entendemos muy bien en muchos sentidos, porque compartimos algo tan importante como es la práctica musical.
  • Asociar la música también con momentos lúdicos: en los cursos de verano casi siempre se realizan otras actividades extra además de las musicales, guiadas por monitores de tiempo libre y profesores de otras áreas (clases de baile, excursiones, talleres artísticos, etc.).
  • Compartir con el resto de la familia la experiencia musical: muchas veces es sólo uno de los padres o adultos cercanos al niño quien le acompaña en sus clases y aprendizaje regular, y los cursos de verano pueden suponer unos días donde compartirlo con los otros miembros de la familia, tanto adultos como hermanos mayores o pequeños, que a su vez pueden recibir sus clases de estimulación musical también allí mismo.

Las profesoras de Little Musical Steps aprovechamos para informaros de dos cursos que llevaremos a cabo este verano de 2016:

Música en la Vera, en Jarandilla de la Vera (Extremadura). Curso Suzuki
Fechas: 24-29 junio
Profesora de flauta: Laura Martín

Curso de Flauta Teodoro Valdovinos, en Chera (Valencia). No es un curso Suzuki, pero una de las profesoras asistentes es Laura Dudley, por lo que podrían darse también clases Suzuki.
Fechas: 17-23 julio
Profesores de flauta: nueve profesores de flauta en total, entre ellos Laura Dudley.

El Curso Nacional Suzuki, que se celebra en Mollina (Málaga) entre el 25 y el 30 julio, tiene todavía la inscripción abierta aunque el alojamiento del centro donde se realiza ya está completo. La profesora de flauta Suzuki allí será Karen Lavie.

Os animamos a buscar el curso que os venga mejor para que los niños aprendan, compartan y disfruten… ¡Y vuelvan a casa con muchas ganas de tocar!

 

La escucha intensiva, ¡fundamental en el aprendizaje musical!


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Escuchar música es algo importante para todo ser humano, durante toda nuestra vida y en momentos y circunstancias de todo tipo… Sin embargo, cuando comenzamos a educar nuestro oído o a aprender a tocar un instrumento, la práctica auditiva se convierte en algo imprescindible. Por ello, nuestras clases están siempre llenas de ejemplos musicales, tanto en directo como a través de grabaciones de música de cualquier época, estilo o género.

En el caso de la Estimulación Musical Temprana (niños entre cero y tres años aproximadamente), la escucha de música fomenta el desarrollo de diversas funciones cerebrales, tanto auditivas como generales. Hemos conocido recientemente el proyecto estadounidense Nuryl, donde sus creadores nos explican los beneficios de la estimulación musical en bebés desde el embarazo hasta los dos años y nos ofrecen una aplicación para dispositivos móviles para llevar a cabo esta escucha intensiva de música.

Por otra parte, en las clases de Flauta Suzuki (con niños de a partir de tres años) utilizamos además un material creado especialmente para este aprendizaje: la grabación de las piezas del repertorio tocadas con la flauta acompañada por un piano y  la grabación de estos acompañamientos a parte. Para los alumnos Suzuki de cualquier instrumento, la escucha intensiva de este material es fundamental:
– Para la aprender el repertorio: los niños asimulan de oído y sin esfuerzo aspectos como la afinación, el ritmo o la estructura de cada pieza. Además, se familiarizan también con las piezas más avanzadas del repertorio, reconociéndolas después cuando escuchan a otros niños interpretarlas, por ejemplo. los niños pueden practicar con el cd cuando ya se han aprendido la pieza…
– Para practicar una pieza ya aprendida: pueden hacerlo con los acompañamientos de piano creados a tal efecto o también por encima de la grabación del instrumento.
– Para crear un ambiente idóneo para la práctica del instrumento, por ejemplo escuchando algunas piezas antes de empezar a tocar, mientras nos colocamos y montamos el instrumento.
– Para aumentar su motivación: cuando escuchamos piezas que nos agradan, ¡aumenta nuestro deseo de hacer música!

Independientemente de nuestra educación musical, mayores y pequeños podemos disfrutar de la música juntos, con distintos tipos de escucha según la situación:
– Escucha inactiva: aprovechando para deleitarnos y nutrirnos mientras hacemos otra cosa, ya que nuestro cerebro, aunque no nos demos cuenta, está procesando mucha información de ese material sonoro.
– Escucha activa: concentrándonos en lo que estamos percibiendo, por ejemplo cantando la letra de la pieza si la tiene, entonando las notas, soplando en la cabeza de la flauta o tocando un instrumento de percusión al ritmo, poniendo los digitación de las notas en el instrumento si las conocemos, o incluso leyendo la partitura simultáneamente…
– Escucha en concierto: sin duda esta es la audición más intensa, al disfrutar de la música en directo y compartirla con el propio intérprete, en el ambiente mágico que se genera.

Es muy bueno, además, escuchar música de distintos tipos, estilos y épocas, acostumbrándonos a valorar características muy diferentes en cada ejemplo y ampliando nuestra creatividad y parámetro musical. Os animamos a incluir un poco más de música en vuestro día a día, como una rutina saludable y placentera: en concierto, en el coche, en casa, haciendo deporte, relajándote… ¡Cualquier momento se hace mejor con música!

La música se crea y se aprende en grupo

El grupo es importante en todas las etapas del aprendizaje musical, desde las primeras clases de estimulación temprana hasta nuestro perfeccionamiento en la edad adulta. El rol del niño va cambiando en las clases a lo largo de su desarrollo, pero el grupo siempre juega un papel fundamental en su formación musical y su crecimiento personal.

Una parte del aprendizaje musical se consigue a través de la práctica en casa, en el entorno familiar, pero hay otra que sólo se puede trabajar en el momento de la clase con los demás compañeros, donde el niño:

  • Se siente parte de la «orquesta» o conjunto musical: para un músico lo más bonito de su trabajo es tocar en grupo y sentirse parte de un todo al crear la música. Esta es la mayor recompensa al trabajo individual y la práctica del instrumento, y en el caso de nuestros pequeños, es una de las sensaciones más reconfortantes que podemos ofrecerles al crear música: hacerlo rodeados de otros niños y adultos y en un ambiente positivo y distendido, compartiendo la experiencia.
  • Escuchar y ver a otros niños: es fundamental para la motivación de los peques el poder ver a sus iguales cantar, bailar, tocar los instrumentos… Observar también cómo los demás aprenden y van mejorando a lo largo de las clases, o cómo podemos incluso ayudar a nuestro compañero de al lado en un momento determinado de la clase.
  • Entender los turnos: en las clases de música practicamos canciones y juegos en los cuales hay un turno para cada niño, a veces intercalados por estribillos o melodías. Así, aprenden a esperar su momento para intervenir cantando o tocando un instrumento y a escuchar a los demás
  • Compartir los instrumentos: el momento de reparto de los instrumentos de percusión es siempre emocionante para los peques. Siendo parte del grupo entienden que no siempre podrán elegir instrumento y que son los encargados de llevar una para ellos mismos y otro para su papá,mamá o acompañante
  • Socializar: son muchos los bebés en clase de estimulación musical que no van a la guardería todavía cuando comienzan a acudir a nuestras clases, así como niños más mayores que necesitan amigos o compañeros  con los que compartir la afición a la música y el instrumento

Practicar música es casi siempre una actividad social, tanto por el hecho de querer transmitirla hacia un público como por crearla con otras personas. Sólo participando de esta forma nuestros niños aprenden y disfrutan de verdad la música, creciendo con un sano sentimiento de grupo que les quedará para siempre.

Su primer «Laura»

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En nuestros grupos de Baby Music son muchos los niños que comienzan a venir a clase sin todavía hablar. Por ello, el momento en que empiezan a decir sus primeras palabras es también emocionante y enternecedor para nosotras las profes. Morimos de amor el día en que llegan al aula, nos miran y sonríen como siempre, pero de repente, al acercarse, nos regalan el primer «lala», o sea, ¡el primer «Laura»! Y esque así nos llamamos nosotras dos…

Es un momento mágico, en el que aguantamos las lágrimas de emoción y nos damos cuenta de que somos personas importantes para el niño, quien poco a poco, clase tras clase, se ha ido acercando más a nosotras física y psicológicamente, hasta sentirse totalmente agusto en el aula y hacernos parte de su círculo de personas más queridas y cercanas. Nuestra actividad y la música en general son muy importantes en su vida y le están haciendo crecer, ayudándole también en su desarrollo personal y afectivo.

En muchos casos, también con los alumnos más mayores, se crea un vínculo cercano más alla del de profesor–familia en la clase, por el hecho de trasladar la música desde el aula a la rutina familiar, convirtiéndola en algo personal y especial.

Nosotras enseñamos, pero también aprendemos todos los días de los pequeños, que, como todos sabemos, tienen una imaginación sin límites y son absolutamente sinceros: nos transmiten lo que les gusta o lo que no, lo que entienden mejor o peor o cuáles son sus momentos favoritos de la clase… Y, por supuesto, aprendemos de los papás y mamás, que también nos transmitís ese feedback de lo que pasa el resto de los días de la semana en que no nos vemos, de lo que os cuentan los niños, y vuestra propia ilusión por nuestras clases.

¡Todo esto da sentido a nuestro trabajo, nos ilusiona y motiva y nos carga las pilas para seguir aprendiendo, mejorando y haciendo más música!

La postura del flautista, ¡qué importante!



¿Cuál es la postura adecuada para tocar la flauta?

Nos basamos en las ideas de la Técnica Alexander, valiosa no sólo para la actividad musical sino para toda nuestra vida diaria. Estas son algunas direcciones que podemos recordarnos al tocar la flauta o para ayudar a nuestros peques:

  • Cabeza y cuello hacia arriba, creando espacio en la garganta y en la boca.
  • Espalda y pecho erguidos, abriendo nuestra caja torácica.
  • Brazos despegados del cuerpo, buscando longitud.
  • Muñecas en línea recta desde el codo hasta la mano.
  • Manos y dedos redondos y relajados.

¿Cómo lo trabajamos con niños desde tres años?

Debemos hacer hincapié en la postura desde el primer momento en que los niños aprenden el instrumento, de forma que, a través de juegos, quede asentada sin esfuerzo y podamos evitar en el futuro tener que luchar contra posiciones perjudiciales que el cuerpo haya podido memorizar y automatizar.

Alexander explicaba que en nuestros primeros años de vida hacemos un buen uso de nuestro cuerpo y, con el paso del tiempo, lo perdemos. Nuestros peques ya saben cómo colocarse correctamente, ¡podemos aprender mucho de ellos observándolos! Por ello, en clase de flauta sólo tenemos que recordárselo o guiarles al usar el instrumento.

Estos son algunos de nuestros juegos para conseguirlo:

  • Agarramos pelotas de goma en la palma de las manos y con esa sensación ¡nos inventamos unas cuevas para que unos duendecillos puedan venir a dormir!
  • Nuestras manos y brazos se convierten en unas jirafas, que con sus cuellos bien largos suben y bajan a comer…
  • Carrera de arañas: nuestros dedos son sus patitas redondeadas y corren a toda velocidad por la flauta.
  • Practicamos una «preparación para tocar» en cinco pasos, siendo los dos primeros la apertura de los pies (la boca del cocodrilo) y de las piernas, y terminando con nuestros tres puntos de apoyo en la flauta (boca y ambas manos).
  • Cuando se nos olvida luchar contra la gravedad… ¡Nos convertimos en altivos príncipes y princesas!
  • Si nuestra flauta tiende a inclinarse hacia el suelo, nos ayudamos de lápices: los metemos en el extremo de la flauta y seguimos tocando, ¡sin que se caiga!

¿Por qué es tan importante la postura para todo músico?

  • Necesitamos hacer el mejor uso posible de nuestro cuerpo para conseguir el mejor sonido de nuestro instrumento. En el caso de los flautistas, ¡el espacio que creamos en nuestro cuerpo es además la caja de resonancia!
  • Debemos prevenir lesiones: mantenemos posturas «antinaturales» durante muchas horas.
  • Nos ayuda también psicológicamente para conservar una presencia y actitud positivas cuando subimos al escenario.

 

Sapiens, un nuevo espacio para hacer felices a los niños gracias a la música

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Laura Dudley en el aula para bebés de Sapiens

Sabías que ya desde el vientre materno tu bebé es capaz de responder a estímulos musicales? Increíble, ¿verdad? Tu recién nacido será capaz de reconocer melodías mucho antes que palabras. La música es simplemente maravillosa… Ya nuestras abuelas, con sus canciones de cuna transmitidas de generación en generación creaban, sin saberlo, esa sensibilidad musical, fomentaban ese vínculo especial con la música.

La música hace felices a los niños y cuanto antes empiecen mejor. Los bebés son receptivos a los estímulos musicales: reconocen melodías, timbres de instrumentos o voces y ritmos, incluso son capaces de hacer sonar en grupo los instrumentos de percusión. ¡Fascinante!

Además de pasarlo bien mientras aprenden, la música también consigue que se creen ciertas conexiones neuronales necesarias para su desarrollo cognitivo en sus primeros años: el habla y la comprensión lingüística a través de las canciones, el razonamiento espacio-temporal por los patrones y estructura de la música, habilidades sociales al crear música en conjunto, habilidades motrices y de coordinación en la ejecución de ritmos o bailes… Y, por supuesto, la música hace también que se desarrollen profundamente habilidades auditivas, de atención, de memoria, y aspectos como la autoestima, la creatividad, la disciplina o incluso la paciencia.

En nuestras clases buscamos un ambiente distendido y familiar, en el que grandes y pequeños nos encontremos a gusto para sacarle el máximo partido a la actividad. Compartimos momentos cantando, reconociendo melodías, ejercitando nuestros dedos y manos, tocando percusión, teatralizando música… Nos gusta que los niños participen y se sientan parte del grupo, por lo que trabajamos los turnos y, una vez pueden hablar, toman decisiones y hacen la clase: «¿qué color cantamos hoy?», «¿nos apetece entonar antes la escala o el arpegio?»

Las mamás y papás son fundamentales en todo momento, son el apoyo y estímulo que el niño necesita para la clase y para llevar la música al día a día. Nuestras clases son bilingües (castellano-inglés), pero no es necesario ningún conocimiento previo del idioma  por parte del niño o el adulto.

A partir de ahora tenemos una nueva aula donde poder desarrollar todas estas actividades. Nos encantará que nos visites en Sapiens, donde estaremos todos los martes a las 17:00 y a las 18:00 horas. Si tu peque tiene entre 0 y 3 años no dudes en probar una clase. Tenemos grupos acordes a su edad y tú podrás disfrutar viendo a tu hij@ desarrollar esa habilidad innata que todos tenemos. ¿Te vienes a conocernos?

Sapiens: Calle Mártires Concepcionistas 12, Madrid. Metro Manuel Becerra/Goya.

 

La audición en la clase de Baby Music

 

La audición es un momento muy importante en la clase de música de bebés: nos dejamos llevar por lo que nuestros oídos captan y abrimos nuestra imaginación a la magia de la música, creando en grupo, entre grandes y pequeños, una representación de lo que escuchamos juntos.

Es una de las partes de la clase que es diferente en cada sesión (todas nuestras clases de estimulación musical tienen una estructura fija, en la cual hay partes que se repiten y otras que modificamos cada semana), no suele durar más de dos o tres minutos y cada pieza que usamos tiene un objetivo o idea básica que perseguimos con nuestra interacción: seguir el ritmo, dibujar las melodías, transportarnos a otra época con el estilo, representar a un personaje…

Puede ser tanto música clásica como de otros estilos: nosotras ponemos música clásica mayoritariamente ya que a los niños les encanta, les produce muchas cosas positivas por su armonía, estructura y timbres y la echamos un poco en falta en nuestros entornos públicos… También puede ser de muy distinto carácter, vivo, tranquilo, cambiante… ¡estaremos muy atentos e interactuaremos según lo que escuchemos!.

Si la música es viva, podemos divertirnos con percusión corporal, objetos que suenen al ritmo o que tengan movimientos exactos y rítmicos, coreografías simples… Un buen ejemplo de este tipo de audición es la conocida y querida Marcha Radetzky de Strauss.

Si la música es relajada, sin embargo, la representamos con movimientos más lentos y menos definidos, para lo que nos ayudan objetos como plumas o pañuelos, dibujando formas imaginarias y libres… ¡La música de las Gymnopédies de Satie es perfecta para dejarse llevar de esta manera!

En casi todas las audiciones, además de proponer temática y liderar los movimientos, dejamos también algunos momentos libres en los que el niño y el adulto improvisan según lo que la música les sugiere en ese momento.

Para ayudar a su interacción, presentamos a los niños la temática o nombre de la audición antes de empezar: si vamos a representar animales, recordamos antes cómo emiten sus sonidos; si estamos teatralizando la estación del año en que nos encontramos, recordamos sensaciones; si nos vamos de viaje a algún lugar en especial… ¡preparamos una maleta!.

Los papás pueden repetirlo y profundizar en casa tanto como quieran, ya que siempre nombramos el autor y título de la obra y pueden encontrarlo con facilidad para disfrutar de ello también fuera de clase. «¿A qué música jugamos hoy?»

¡Buenos propósitos musicales para el nuevo año!

bigstock-people-charity-family-and-ec-90444830-(1)¡Qué ilusión, otro año nuevo por delante! Empezamos con muchas ganas y, como siempre en estas fechas, traemos una lista de buenos propósitos a realizar. Hoy queremos compartir con vosotros los que pueden ser nuestros buenos propósitos musicales:

  • Escuchar más música: si haces música con tu bebé puedes añadir más repertorio a su rutina, tanto en audiciones como en canciones que cantes y bailes con él. ¿Ya tenéis una canción para dormir? Pongámosle entonces música al momento del baño o a la hora de comer, será más divertido e interesante para él, participará más y aumentará vuestro vínculo. Si haces Método Suzuki con tu hijo o hija, también tienes la gran oportunidad de mejorar la escucha del CD con las piezas del repertorio de vuestro instrumento, para crear más interés por su parte, mejorar el aprendizaje de las piezas, el oído, la memoria, etc.
  • Asistir a conciertos o actividades musicales: este propósito nos lo podemos plantear para pequeños y mayores, con conciertos ya sea de Rock, de música clásica o de cualquier estilo y formato… ¡Y esque asistir a estos eventos no tiene más que ventajas! Disfrutaremos del arte, aprenderemos de los intérpretes y compartiremos la experiencia con todo el resto del público, volveremos a casa con ganas de aprender más música y nutridos de motivación.
  • Conseguir una práctica regular: en el caso de los bebés, podemos hacerlo repitiendo los juegos y canciones de clase, encontrando momentos y rutinas del peque que puedan realizarse siempre con música. Si aprendemos flauta, podemos mejorar la práctica buscando una rutina si aún no la teníamos: intentando practicar siempre a la misma hora (es recomendable hacerlo después de que el niño haya comido, por ejemplo, después de la merienda), creando un hábito de poca duración pero cuya importancia reside en la constancia, y que debe ser algo positivo y divertido para el alumno. Si esto ya lo habíamos conseguido, ¡el objetivo puede ser aumentar otro día a la semana esta práctica!
  • Cuidar mejor del instrumento: este comienzo de año también puede ser un buen momento para acostumbrarnos a cuidar bien nuestra instrumento. En el caso de la flauta, limpiándola debidamente por dentro y fuera al final de cada clase o momento de práctica, manteniéndola estable siempre que sea posible sin cambios bruscos de temperatura ni humedad, evitando que reciba golpes, etc.
  • Desarrollar más paciencia y confianza en nuestro aprendizaje musical: como siempre os decimos, este proceso es similar al de plantar una semilla, que regamos y cuidamos durante tiempo hasta que nace, crece, da sus frutos y se convierte en un hermoso árbol.

Flautas para todos los gustos y tamaños

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El instrumento es algo muy valioso y especial para todo músico y la llegada de uno nuevo a nuestras manos supone siempre motivación e ilusión, tanto si es el primer instrumento musical que tenemos como si se trata de los que se van sucediendo durante nuestro aprendizaje y desarrollo musical.

¿Qué instrumentos utilizamos durante el aprendizaje de Flauta Suzuki? De menor a mayor tamaño y valor, empezamos por las flautas más sencillas y terminamos con la flauta travesera convencional:

Pífanos:

Algunas personas nos preguntan «¿pueden tocar los niños tan pequeños una flauta travesera?». La respuesta es sí, ¡adaptada a su tamaño! Nuestra primera flauta se llama pífano: es pequeña, del tamaño de un piccolo aproximadamente (unos 30 cm), y de plástico, de manera que no pesa ni se rompe con caídas. La podemos limpiar con facilidad (a veces llegamos a clase terminando la merienda…) y a los peques les encanta decorarla y personalizarla con las pegatinas que se van ganando en clase o en casa.

Flautas junior:

Según los niños van creciendo y aprendiendo a tocar el instrumento, pueden pasar a una de estas flautas: tienen un tamaño intermedio entre el pífano y la flauta de adulto, la embocadura es curva para que les lleguen las manos a su sitio con los brazos relajados y traen colocados unos salientes en las llaves para adaptarse al tamaño de sus dedos.

Las hay de metal o de plástico y suponen un incremento enorme de motivación en los niños ya que pasan a la «flauta de mayores», siendo ahora responsables de su cuidado (esta flauta la limpiamos después de cada uso, la guardamos correctamente en su estuche, etc.). Lo reciben como un gran regalo y recompensa a todo el trabajo y práctica con el pífano.

Flautas de adulto:

Se trata del tamaño final del instrumento y los alumnos las adquieren cuando ya les llegan los brazos para poder tocar con la embocadura recta y los dedos alcanzan las llaves normales. En este momento los niños se sienten mayores, maduros, ¡flautistas profesionales! También hay papás y mamás que se animan a comprarse la suya propia, para tocar con los peques o simplemente para seguir aprendiendo después de lo que han conseguido con los primeros pasos (hacerse a la embocadura, tocar las primeras canciones…).

Un instrumento musical es sin duda uno de los mejores regalos que se pueden hacer en estas fechas, tanto a pequeños como a mayores. Supone diversión, enriquecimiento personal, desarrollo de nuestra creatividad… Nos anima a compartir algo tan especial como la música con quien más queremos.

 

“Mamá, ¡hoy tenemos concierto!”

Qué emocionados esperan nuestros pequeños alumnos los días de concierto. Y es que, desde el principio de su aprendizaje del instrumento, esta es una parte más de su vivencia musical.

En un primer momento, puede resultar extraño imaginarse a niños de tres años sobre el escenario, pero hay muchas razones por la que esto no sólo es posible, sino que es positivo y necesario en el proceso de aprendizaje:

Sienten que forman parte de un equipo en el que todos son importantes

Tanto si son capaces de tocar piezas difíciles como si apenas pueden tocar una nota con el instrumento, los niños sienten que forman parte del fenómeno musical. Los más pequeños se encuentran arropados por los mayores y los más avanzados utilizan todo su potencial para ayudar a los pequeños.

Disfrutan del escenario

Cuando los niños empiezan desde pequeños a dar conciertos en grupo, estar sobre el escenario se convierte en algo natural. Les va dando la confianza necesaria para en un futuro poder dar conciertos a solo y cada vez más largos. Aunque depende mucho de su personalidad, la mayoría de nuestros alumnos están deseando actuar y conciben el concierto como algo positivo y natural para ellos, recompensa a su esfuerzo y práctica del instrumento.

Entienden que lo más bonito de aprender música es poder compartirla

El aprendizaje de las clases colectivas tiene una guinda final perfecta en los conciertos, pues allí no sólo comparten la música con sus compañeros, sino también con el público, al que se la ofrecen juntos.

A partir del momento en que los alumnos pueden tocar alguna canción completa con todas las notas y la tienen bien interiorizada, también empiezan a dar conciertos individuales. Gracias a que hemos generado el hábito de subirse al escenario con el grupo y a haber visto a los más mayores dar sus conciertos a solo, este paso se da de manera natural. Es importante no forzar a los niños a hacerlo y por ello siempre les ofrecemos la posibilidad de tocar con ellos para que se sientan arropados por la profesora o sus padres.

Desarrollan responsabilidad y autonomía

Cada concierto supone un objetivo concreto que empezamos a preparar con tiempo e ilusión. Los niños se preparan tocando su pieza de concierto en clase para los compañeros, en casa para su familia, etc., practicando su intervención en lugares que les son muy familiares. Aprenden a ser los protagonistas por un día y disfrutar de ello.

Los conciertos son los momentos mágicos para los que todos los músicos se preparan. Son el fin último del trabajo, la recompensa al tiempo dedicado a cada pieza. Poder hacer partícipes a los niños de esa magia es enseñarles el verdadero motivo por el que la música es tan especial.